+1 800 972-5442 (en español)
+1 800 876-9880 (en inglés)
ALIMENTO DIARIO
Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo eso, y esmérate en seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad. Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos (1 Timoteo 6:11-12).
Una de las cosas simples de la vida que me causa mucho placer es una rodaja de pan de centeno untada con manteca de maní. Lamentablemente, algunos niños nunca van a experimentar ese placer, al menos en esta vida, ya que hay muchos que son mortalmente alérgicos al maní.
Es por esto que me entristeció mucho escuchar la semana pasada que un estudiante en Kentucky ha sido acusado de haber cometido un delito grave al poner en peligro la vida de un compañero de clase poniendo migas de galletas de maní en su lunchera.
Lo que hizo pudo haber sido fatal.
Ahora las autoridades están tratando de decidir si lo hizo como una broma, para ver qué pasaba, o si lo hizo como un acto malvado de sabotaje. En otras palabras, necesitan saber si en el corazón del bromista hubo algún turbio deseo de cometer un asesinato.
De cualquier forma, lo que hizo fue malo.
Cuando San Pablo le escribió a Timoteo, y a nosotros, dijo que el pueblo de Dios debe tratar al pecado como si tuvieran una severa alergia a todo lo malo. «Tú, en cambio, hombre de Dios», dijo San Pablo, «huye de todo esto…».
San Pablo sabía que el pueblo de Dios debe mantenerse alejado de los bocados que ofrece Satanás, por más sabrosos que parezcan ser. El apóstol del Señor sugirió que, para contrarrestarlos, nos aferremos a los pilares de nuestra fe. Es por eso que alentó a quienes habían sido redimidos por el Salvador, a «seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad» (1 Timoteo 6:11b). No sólo es correcto hacerlo, sino que también es espiritualmente sano para los hijos de Dios.
Querido Padre celestial, en este mundo hay muchas cosas que parecen ser inocentes pero que, en realidad, son trampas peligrosas que nos tiende Satanás. Envía tu Santo Espíritu para que tengamos un espíritu de discernimiento y sigamos siempre tu voluntad y no las sugerencias de Satanás. Por los méritos de Jesús, ayúdanos a vivir como tu pueblo. En tu nombre. Amén.
Rev. Dr. Ken Klaus
© Copyright 2025 Cristo Para Todas Las Naciones