"El perdón es para ti también"

Por lo tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que sus pecados les sean perdonados (Hechos 3:19).

Pedro estaba hablándole aquí a gente que había visto a Jesús con sus propios ojos. Algunos hasta habían pedido su muerte. ¡Imagínate lo que debieron sentir cuando Pedro les dijo que podían recibir el perdón de Dios, que ese perdón es para ellos también!

Dios había usado a Pedro y Juan para sanar a un hombre que había estado cojo desde que nació y siempre estaba sentado en la puerta del templo pidiendo limosna. Pedro le dijo: “en el nombre de Jesús, levántate y anda”. Y el hombre se levantó, caminó y hasta saltó de alegría.

Mucha gente se reunió para ver qué había pasado, y Pedro aprovechó para hablarles. Les recordó que ellos habían entregado a Jesús para que lo mataran, aunque era el inocente Hijo de Dios. Pero en vez de condenarlos, les dio una noticia increíble: si se arrepentían y se volvían a Dios, serían perdonados.

Y es que el perdón de Dios no depende de lo que hagas, sino de lo que Jesús ya hizo por ti. Cuando el Espíritu Santo te lleva al arrepentimiento, el perdón es total, sin excepciones.

Jesús te aseguró ese perdón en la Cruz y te lo da de forma segura en su Palabra, el Bautismo y la Santa Cena. No tienes que ganártelo ni demostrar que lo mereces. Dios ya te lo dio en Cristo.

Si alguna vez dudas si Dios puede perdonarte, la respuesta es sí. Puedes confiar en lo que Jesús hizo por ti.

Y ahora puedes compartir el regalo de esta noticia con alguien más.

Padre nuestro, gracias porque en Jesús nos has dado el perdón completo, sin que tengamos que ganarlo. Ayúdanos a confiar en Su obra y a recibir con gozo el regalo de la salvación que nos das en tu Palabra y Sacramentos. En el nombre de Jesús. Amén.

Para reflexionar:
* ¿Cómo te da paz saber que el perdón de Dios no depende de lo que hagas, sino de lo que Jesús ya hizo?
* ¿De qué manera Dios te fortalece en la fe a través de su Palabra, el Bautismo y la Santa Cena?

Diaconisa Noemí Guerra

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