ALIMENTO DIARIO

  • "EL «NO» Y EL «SÍ» DE DIOS"


  • marzo 8, 2020
  • En Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, hay un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En ellos yacían muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos [que esperaban el movimiento del agua, porque un ángel descendía al estanque de vez en cuando, y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera.] Allí había un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y se enteró de que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: "¿Quieres ser sano?" Juan 5:2-6En Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, hay un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En ellos yacían muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos [que esperaban el movimiento del agua, porque un ángel descendía al estanque de vez en cuando, y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera.] Allí había un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y se enteró de que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: "¿Quieres ser sano?" Juan 5:2-6


  • Hoy tenemos la historia de cuando Jesús sana a un hombre que había estado enfermo durante treinta y ocho años. Jesús lo encontró entre una multitud de enfermos en el estanque de Betesda. Lo sanó y lo envió a casa.

    Cada vez que leo esta historia, me pregunto por qué Jesús eligió a ese hombre y no a otro. ¿Por qué no sanar a todos y enviarlos a casa? No lo sé. Sé que Dios todavía opera de la misma manera hoy: sana a uno y a otro no; contesta una oración arreglando una situación y permite que otra oración quede aparentemente sin respuesta.

    En cierto modo me consuela. Al menos Dios es consistente. Si él me dice «no», también se lo ha dicho a otras personas; incluso en tiempos bíblicos, cuando Jesús caminó físicamente por la tierra. No necesito preocuparme de que estoy haciendo algo mal o de que no tengo suficiente fe solo porque mi oración no obtiene la respuesta que quiero. Aunque no las comparta conmigo, Dios tiene sus razones; así como Jesús tuvo sus razones, aunque no las conocemos.

    Eso no significa que voy a dejar de orar o tratar de hacer que Dios cambie su «no» a un «sí». Pero sí significa que Dios ha dicho sí, mil veces sí a nosotros para siempre, a través del sufrimiento, la muerte y la resurrección de Jesús nuestro Salvador. Si nos amó lo suficiente como para hacer eso, puedo soportar su «no» ahora, porque tengo su «sí» para siempre.

    ORACIÓN: Señor Jesús, ayúdanos a lidiar con tu «no» y a recordar que nos has dicho «sí» para siempre en la cruz y la tumba vacía. Amén.

    Dra. Kari Vo


    Para reflexionar:

    1. ¿Por qué cosas estás orando ahora, por lo que podrías obtener un «sí» o un «no» de Dios?
    2. ¿Cómo lo manejas cuando Dios te dice «no»?

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