"El Médico de mi alma"

Todos deben considerarnos servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios (1 Corintios 4:1).

Muchas veces, cuando siento que algo anda mal en mi vida, busco soluciones por todos lados. Leo, pregunto, intento mil cosas. Pero ¿alguna vez has pensado en qué hacer cuando lo que está enfermo no es el cuerpo, sino el alma? ¿A dónde vas cuando el dolor no se ve por fuera, pero se siente bien fuerte por dentro?

Por ejemplo, cuando alguien en casa se enferma, enseguida buscamos cómo ayudar. Que si un té, un remedio casero, una pastilla… Pero si la cosa se pone seria, sabemos que hay que ir al médico, porque él es quien tiene la autoridad y el conocimiento para tratar la enfermedad de verdad.

De la misma manera, Dios ha puesto a los pastores para cuidar de nuestras almas. Todos los cristianos tenemos la bendición de compartir el amor y el perdón de Dios en nuestra vida diaria, pero los pastores tienen un llamado especial: administrar públicamente los medios de gracia, que son la Palabra y los Sacramentos.

Pablo explica en este versículo que los pastores no son los dueños del Evangelio. Sino que son servidores que lo reparten fielmente. Y ese perdón que recibimos no depende de la habilidad del pastor, sino de la promesa de Dios que actúa a través de él.

Jesús es el único médico de nuestra alma. Él no solo nos diagnosticó bien como pecadores, sino que también tomó nuestra enfermedad sobre sí mismo en la Cruz. Y nos dejó su medicina: el Evangelio y los Sacramentos. A través del pastor, Cristo nos sigue administrando esa medicina que da vida. Ahora puedes compartir esta buena noticia con alguien más.

Padre nuestro, gracias por darnos pastores como administradores de tus medios de gracia, que Jesús ganó por nosotros en la Cruz. Ayúdanos a recibir con fe la medicina del Evangelio. En el nombre de Jesús. Amén.

Para reflexionar:
* ¿Por qué es importante que confiemos en los medios de gracia que Dios nos da a través de los pastores, en lugar de buscar nuestra propia manera de acercarnos a Dios?
* ¿Cómo te ayuda saber que el perdón de Dios no depende de la habilidad del pastor, sino de la promesa de Dios que actúa a través de él?

Diaconisa Noemí Guerra

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