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ALIMENTO DIARIO
Porque en el evangelio se revela la justicia de Dios, que de principio a fin es por medio de la fe, tal como está escrito: ‘El justo por la fe vivirá’ (Romanos 1:17).
¿Qué haces cuando alguien te da un regalo? Yo, sinceramente, no puedo esperar. Apenas me lo entregan, enseguida pregunto si ya lo puedo abrir. ¡Me gana la emoción! Y no me importa el precio ni el tamaño, sino el cariño con el que fue pensado para mí. ¿Y tú?
Algo así pasa con la Santa Cena. Jesús ofrece un regalo inmenso: su verdadero cuerpo y sangre, dados y derramados por amor. Todos los que participan reciben eso. Pero solo quienes confían en su promesa —por la obra del Espíritu Santo— reciben los beneficios de ese regalo: el perdón, la vida y la salvación.
La lectura de hoy lo dice con toda claridad: “El justo por la fe vivirá”. Y esa fe no es una decisión humana ni un sentimiento que se activa a voluntad. Es un don de Dios. Es el Espíritu Santo quien la crea en nosotros por medio del Evangelio. Jesús lo ofrece, el Espíritu te ayuda a creer. En otras palabras, Dios mismo te capacita para abrir el regalo.
Así que incluso en esos días en que uno se siente débil, frío o dudoso, el Señor sigue siendo fiel. Él no deja de darte su Palabra, su presencia, su perdón. No importa si tu fe es grande o chiquita. Lo importante es en quién está puesta.
Y lo mejor de todo: ese regalo no viene con instrucciones que dicen “espera hasta llegar a casa”. ¡No! Lo puedes abrir enseguida. El perdón, la vida y la salvación que Jesús te da en su Santa Cena son tuyos ahora mismo, porque Él pensó en ti con amor eterno.
Señor Jesús, gracias por el regalo inmenso que me das en tu Santa Cena. Gracias porque no depende de mí, sino de tu fidelidad. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Cómo cambia tu manera de acercarte a la Santa Cena al saber que sus beneficios están disponibles ya, no más tarde?
* ¿Qué diferencia hace saber que el regalo de Cristo es para “ti” personalmente, no solo para “la Iglesia” en general?
Diaconisa Noemí Guerra
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