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ALIMENTO DIARIO
El hombre justo no se aparta de su integridad; ¡dichosos sus hijos, que siguen sus pasos! (Proverbios 20:7).
La autora de esta devoción no dice: en mi baño tengo un pañuelo de microfibra justo al lado del espejo. Aprendí que, si quiero un reflejo claro, tengo que limpiarlo constantemente.
Lo mismo pasa con la crianza de nuestros hijos o la influencia que ejercemos sobre las personas a nuestro alrededor. Ellos son como espejos. Reflejan lo que ven en nosotros. No solo nuestras palabras, sino también nuestras acciones, nuestras reacciones cuando estamos cansados, cómo tratamos a los demás, y, sobre todo, cómo vivimos nuestra fe.
Pero aquí viene el problema… si el espejo no está limpio, el reflejo tampoco lo está. Hay días en los que el cansancio me gana, la impaciencia se me sale y las palabras que salen de mi boca no son las más amorosas. Y eso deja manchas. No importa cuánto intente ser un buen reflejo, hay momentos en los que simplemente fallo.
Lamentaciones 3:22-23 nos da una bella noticia: «El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!»
Tú y yo nunca vamos a poder ser el reflejo perfecto que nuestros hijos necesitan. Pero Jesús sí lo es. No se trata de que tú luches por limpiar tu espejo con tu propio esfuerzo. Se trata de que Cristo ya te ha limpiado con su gracia. Y Él no solo te perdona, sino que también te capacita.
Jesús es quien te limpia con su perdón para que, cuando tus hijos te miren, puedan ver en ti el reflejo de su amor. Ahora puedes compartir el regalo de esta noticia con alguien más.
Padre nuestro, gracias porque, aunque el espejo de nuestras vidas está manchado por el pecado, en Cristo nos das un reflejo perfecto de tu amor y justicia. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Cuándo te has dado cuenta de que tu reflejo no era el que querías mostrar y cómo la gracia de Jesús te renovó?
* ¿Cómo ha sido Jesús un reflejo perfecto del amor de Dios en tu vida, aun cuando tú has fallado?
El devocional de hoy va de la mano con el podcast de Cristo Para Todas Las Naciones, Sentido Latino, donde reflexionamos hoy sobre este tema.
Diaconisa Noemí Guerra
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