"El beneficio del Sacramento del Altar"

Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos, para perdón de los pecados (Mateo 26:28).

¿Has tenido días en los que tu pasado te pesa tanto que te sientes atrapado? ¿O quizá lo que te atrapa es el miedo al futuro o a enfrentar el presente? A todos nos ha pasado alguna vez. Pero Jesús te ve, te conoce y te invita a su mesa.

La noche antes de morir en la Cruz, Jesús cenó con sus amigos más cercanos. Era una cena especial llamada Pascua, que recordaba cuando Dios salvó al pueblo de Israel con la sangre de un cordero. Pero esa noche Jesús tomó pan y vino, y dijo que ahora Él mismo sería ese cordero que derramaría Su sangre por ti y por mí.

En la Santa cena recibes perdón. Jesús lo compró con su sangre. No hay pecado que no pueda ser cubierto por su gracia. Su perdón no es simbólico, es real y personal. Es para ti.

En la Santa cena recibes vida y salvación. Porque donde hay perdón, hay también vida con Dios. Ya no caminas solo, ya no estás separado de Dios. Jesús te une al Padre. Y más aún, te da la promesa de la vida eterna. Desde ya, puedes vivir con esperanza, sabiendo que la muerte no tiene la última palabra.

En la Santa cena también recibes fuerza para una vida nueva. Jesús te equipa para resistir al pecado, para sanar heridas, para vivir en justicia y para levantarte cuando caes. Te transforma desde dentro.

Así que cada vez que participas de la Santa Cena estás recibiendo un tesoro vivo, uno que libera tu pasado, sostiene tu presente y asegura tu futuro.

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Padre nuestro, gracias porque en la Santa Cena me das el perdón que necesito, la vida que anhelo y la fuerza para seguirte cada día. En el nombre de Jesús. Amén.

Para reflexionar:
* Al participar de la Santa Cena, Jesús te libera del peso del pasado. ¿Qué cargas o culpas necesitas dejar hoy en sus manos?
* ¿Cómo podría cambiar tu día a día saber que la vida eterna que Jesús te promete comienza desde ahora?

Diaconisa Noemí Guerra

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