ALIMENTO DIARIO

  • "El almohadón del mar"


  • marzo 5, 2011
  • Cambió la tempestad en suave brisa: se sosegaron las olas del mar. Salmo 107:29Cambió la tempestad en suave brisa: se sosegaron las olas del mar. Salmo 107:29


  • Según los meteorólogos, en varias partes del país vamos a tener tormentas. Si bien eso no va a ser ni la primera ni la última vez, me hizo pensar en otra tormenta que sucedió hace varios años.

    Un submarino había regresado luego de finalizar una misión secreta bastante larga. Cuando el capitán bajó a tierra, le preguntaron: «¿Sufrió daños durante la tormenta?» Sorprendido ante lo tonto de la pregunta, respondió: «¿Acaso no sabe que, debido al lugar por donde nosotros viajamos, ni siquiera nos enteramos si hay una tormenta?»

    Y era cierto. Ese submarino había estado viajando a tanta profundidad por debajo de la superficie del mar, que había llegado al área que se conoce como «el almohadón del mar». A esa profundidad, las aguas nunca llegan a ser revueltas por lo que ocurre en la superficie.

    Cada persona que vive en este mundo pasa por alguna clase de tormenta en su vida. Puede ser una tormenta muy grande como cáncer, divorcio, o pérdida de una ser querido, o puede ser una tormenta pequeña como un dolor de muelas o un desengaño amoroso. Pero, cualquiera sea el tamaño de su tormenta, quiero que sepa que hay un lugar donde puede encontrar refugio.

    El Padre celestial, que envió a su Hijo a vivir, sufrir, morir y resucitar, ha prometido mantener a salvo a todos los que creemos en él… tan a salvo, que las olas de la vida que ya no pueden destruirnos.

    Sé que cuando uno está en medio de una tormenta parece que el mundo se le viene abajo. Pero le aseguro que, cuando la tormenta haya pasado, podrá ver claramente que el Señor le protegió y le sacó de ella ileso.

    Y todo eso es posible porque el Señor siempre está dispuesto a ayudarnos y a sostenernos… y por ello le damos gracias, porque nunca sabemos cuándo nos va a llegar la próxima tormenta.

    ORACIÓN: Padre celestial, dame la gracia y la fe para confiar en ti mis problemas y preocupaciones, y para recordar que tú te haces cargo de las tormentas de mi vida. En el nombre de Jesús. Amén.

    De una devoción escrita originalmente para «By the Way»

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