ALIMENTO DIARIO

  • "Descanso"


  • septiembre 27, 2011
  • Enseguida, Jesús hizo que sus discípulos entraran en la barca y que se adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Luego de despedir a la gente, subió al monte a orar aparte. Cuando llegó la noche, Jesús estaba allí solo. Mateo 14:22-23Enseguida, Jesús hizo que sus discípulos entraran en la barca y que se adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Luego de despedir a la gente, subió al monte a orar aparte. Cuando llegó la noche, Jesús estaba allí solo. Mateo 14:22-23


  • No hace muchos años, se les decía a los obreros en este país que debían imitar a los japoneses; o sea, debían dedicarse total y completamente al éxito de la compañía para la cual trabajaban. Si trabajaban duro, se les decía, los productos norteamericanos volverían a ser considerados de primera clase.

    Pero eso era antes, no ahora.

    De acuerdo a una encuesta hecha por Expedia, los obreros norteamericanos de hoy día deberían ser más como los franceses… o sea, deberían tomarse más (si no todas) sus vacaciones.

    La encuesta descubrió que el promedio de los obreros en este país genera 18 días de vacaciones al año, comparado con los 37 de los franceses. Más importante todavía, los franceses se toman casi todos sus días de vacaciones, mientras que 1/3 de los norteamericanos no lo hacen.

    Expedia dice que hay muchas y muy variadas razones por las cuales uno debe utilizar sus vacaciones. Por ejemplo, porque al regresar uno es más productivo, porque nos descansa, porque nos ayuda a no enfermarnos, etc. Pero también reconoce que hay razones valederas por las cuales muchos prefieren no hacerlo.

    Un artículo acerca de la productividad, dice: «Ante los despidos y la reducción de personal, nos preocupa pensar si no nos pasará lo mismo a nosotros, por lo que nos esforzamos por trabajar más duro y hacer más cosas…»

    No sé qué es mejor para cada uno, pero sí sé lo que Jesús hizo en varias oportunidades. Cuando estaba cansado, estresado, o acongojado, el Salvador se alejaba de todo para orar. Es cierto que el pasarse una noche orando no es nuestra idea de «vacaciones».

    Pero por otro lado, estar en comunión con nuestro Creador siempre nos trae grandes bendiciones. Cuando compartimos nuestras alegrías y penas, nuestras esperanzas y desilusiones con nuestro Señor, nuestro corazón se alivia, nuestra alma se tranquiliza, y recibimos guía y paz para seguir adelante.

    ORACIÓN: Padre celestial, hacemos nuestras las palabras del himno: ‘¡Oh, qué amigo nos es Cristo! Él llevó nuestro dolor, y nos manda que llevemos todo a Dios en oración. ¿Vive el hombre desprovisto de paz, gozo y santo amor? Esto es porque no llevamos todo a Dios en oración.’ En el nombre de Jesús. Amén.

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