+1 800 972-5442 (en español)
+1 800 876-9880 (en inglés)
ALIMENTO DIARIO
Al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios. 2 Corintios 5:21Al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios. 2 Corintios 5:21
Bien, ¿quién desobedeció esta vez?
Esta es la pregunta que una mamá les hizo a sus tres hijos, ya que no tenía ni cámara de vigilancia ni ningún otro detector para conocer la verdad. No tenía más remedio que confiar en que el culpable confesara.
Por supuesto que los niños ya estaban crecidos, por lo que ella sabía que ninguno de ellos estaría tan exageradamente dispuesto a tomar el riesgo de un castigo y quedar marcado como culpable para siempre.
Por ello, cuando les preguntó cuál de ellos había violado las reglas de la casa, todo lo que vio fue tres caras de ángeles, y todo lo que oyó fue: «Yo no fui, mamá».
Esa respuesta le hizo recordar las respuestas que los discípulos le dieron a Jesús en la última cena, cuando él dijo que uno de ellos iba a traicionarlo: «¿Soy yo, Maestro?».
Cuando ya era tiempo de ir a la cama, la madre aún no había logrado tener una confesión. Así que le dijo a sus hijos: ‘ya pronto me voy a la cama, pero antes de dormirme le voy a preguntar a Dios quien de ustedes fue el culpable. ¿No les parece que quien haya sido debe confesarlo antes que yo hable con Dios?’
Con una mezcla de audacia y desafío, el mayor de los hermanos dijo: «Mami, si no te incomoda, a mi me gustaría saber primero qué te dice Dios».
Por más que sea triste, va a llegar un día en que el Señor nos va a hacer esa misma pregunta… y cada uno de nosotros va a tener que bajar la cabeza y confesar: ‘Yo, Señor, yo soy pecador. Sí, soy muy pecador, porque durante toda mi vida hice muchas cosas equivocadas.’
En verdad, todos nosotros hemos pecado. Pero para quienes tenemos a Jesús como nuestro único salvador, todas ellas fueron perdonadas a través de su sacrificio en la cruz.
Entonces: ¿quién es el culpable?
Parece que esto no tiene sentido, ¿verdad? Pero lo que sí tiene sentido es que todos los creyentes que hemos pecado, estamos perdonados por la sangre del Hijo único de Dios: Jesucristo. Este maravilloso regalo nos lo da nuestro amantísimo Dios y Señor de nuestras vidas.
ORACIÓN: Padre Celestial, ¿cómo podré agradecerte todo lo que Jesús hizo por mí? Yo soy el que debo sufrir por mis pecados, yo soy el que debería ser crucificado por mis pecados. Pero, en vez de eso, tu único Hijo recibió el castigo por los pecados que él nunca cometió. Mantenme consciente de su sacrificio, por el cual yo gané la salvación y el perdón completo de mis pecados. En su bendito nombre. Amén.
© Copyright 2011 Cristo Para Todas Las Naciones