ALIMENTO DIARIO

  • "Confesando lo podrido de mi pecado"


  • julio 2, 2025
  • Te confesé mi pecado; no oculté mi maldad. Me dije: 'Confesaré al Señor mi rebeldía', y tú perdonaste la maldad de mi pecado (Salmo 32:5).


  • Un hombre tenía un refrigerador viejo que olía horrible. Al principio, trató de ignorarlo, luego usó ambientadores, pero el mal olor seguía ahí. Un día, decidió revisarlo por dentro y encontró un recipiente con comida podrida. Lo sacó y lo botó. Eso fue lo único que pudo eliminar el mal olor de la podredumbre.

    Así pasa con el pecado. No importa cuánto intentemos ignorarlo o disimularlo, sigue ahí, afectando nuestra relación con Dios y con los demás. David lo sabía muy bien. En el Salmo 32:3 dice: “Mientras callé, mis huesos envejecieron, pues todo el día me quejaba”. Se sentía desgastado, débil, sin paz. Pero cuando finalmente confesó su pecado, experimentó el alivio del perdón de Dios, como vemos en la lectura de hoy.

    David escribió este salmo después de una de sus caídas más grandes. Había cometido adulterio con Betsabé y, para encubrir su pecado, orquestó la muerte del esposo. Por un tiempo, trató de seguir adelante como si nada hubiera pasado, pero Dios no lo dejó en paz. A través del profeta Natán, lo confrontó y lo llevó al arrepentimiento.

    David era como ese refrigerador con comida podrida. Podía intentar tapar el olor, pero la podredumbre seguía ahí. Solo cuando reconoció su pecado y lo trajo ante Dios, encontró alivio. Y Dios, en su gracia, lo restauró.

    Eso es exactamente lo que Jesús hace por ti y por mí. No tienes que esconder tu pecado ni tratar de justificarlo. Puedes confesarlo siempre. Jesús ya llevó tu culpa en la Cruz. No hay condenación para ti en Cristo. Lo podrido de tu pecado fue eliminado por Jesús. Ahora puedes compartir el regalo de esta noticia con alguien más.

    Padre nuestro, gracias porque en Cristo nos has limpiado completamente, eliminando la podredumbre de nuestro pecado. Sigue llamándonos al arrepentimiento. En el nombre de Jesús. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Alguna vez en tu vida trataste de ignorar algo, pero al final solo mejoró cuando lo enfrentaste?
    * ¿Cuál es el nombre de una persona con la que puedes compartir hoy esta buena noticia?

    Diaconisa Noemí Guerra


    © Copyright 2025 Cristo Para Todas Las Naciones