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ALIMENTO DIARIO
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen. Mateo 5:44Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen. Mateo 5:44
Quienes viven en el Medio Oriente y en el norte de África viven en un mundo donde, en la mayoría de los casos, a Jesús no se lo reconoce como el Salvador del mundo. Muchos piensan que no fue más que un profeta, lo ponen a la altura de Abraham o Mohammed y lamentablemente no creen en la salvación que Jesús logró en la cruz.
Esos países tienen una larga historia de diferencias amargas entre las distintas expresiones de fe y culturas, que a menudo llevan a actos de violencia. Cuando las relaciones se deterioran al punto de causar heridas, la fe cristiana ofrece y alienta al perdón: el cristiano debe poner la otra mejilla y perdonar. Resistiendo el impulso de guardar rencor y dejar que el sol se ponga sobre los sentimientos heridos, los cristianos deben buscar y ofrecer perdón, especialmente a sus enemigos.
Jesús nos lo enseña muy claramente cuando dice: «Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen» (Mateo 5:44). Cuando el odio ha reinado durante décadas y levantado barreras divisorias, se hace muy difícil perdonar. Pero aun en esos casos, se nos dice que el odio puede ser vencido: «… para Dios todo es posible» (Mateo 19:26b). En Jesús tenemos el ejemplo perfecto de perdón del cual podemos aprender. Sus palabras en la cruz fueron: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23.34).
En el Padrenuestro Jesús nos enseña: «Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.» (Mateo 6:12). Es fácil decir que vamos a perdonar a nuestros enemigos, pero en realidad es muy difícil. Es difícil porque al hacerlo creemos que dejamos que el enemigo se salga con la suya y que piense que somos débiles.
La verdad es que, para perdonar, se requiere una fuerza enorme -una fuerza que es posible tener sólo a través del poder del Espíritu Santo.
ORACIÓN: Padre celestial, ayúdanos a aprender de Jesús a perdonar completa y honestamente a nuestros enemigos. Llena nuestros corazones con tu paz y consuelo. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Biografía del autor: Marc Rahme dedica su tiempo al Ministerio Luterano en el Medio Oriente (MELM por sus siglas en inglés) también conocido como LHM – Líbano.
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