"Alimento y sustento espiritual"

Jesús les dijo: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed» (Juan 6:35).

¿Qué sientes cuando tienes hambre? A mí me da dolor de cabeza enseguida y lo peor es que me pongo de mal humor. Y es que el hambre no es una cosa trivial. Sin alimento, el cuerpo comienza a debilitarse. Nos falta energía para hacer lo más básico, la mente se nos nubla y, con el tiempo, si no comemos, todo el organismo sufre. Sin comida, simplemente no podemos vivir.

También compartimos comidas con las personas que amamos, celebramos momentos especiales alrededor de la mesa, y el pan, en particular, ha sido por siglos el símbolo universal del sustento básico. Comer no solo nutre el cuerpo, sino que también une a las personas.

En la lectura de hoy, Jesús usó esta conexión profunda que tenemos con el alimento para revelar una verdad eterna: Él satisface todas nuestras necesidades espirituales. Sin Él, nuestras almas se debilitan, se llenan de incertidumbre y desesperanza y mueren. Pero Cristo mismo es nuestro sustento espiritual y él se da a nosotros en los Sacramentos que son el Bautismo y la Santa Cena.

También, aunque no tiene un «elemento visible» (como agua o pan y vino), la Absolución a veces (y de forma correcta) se cuenta como el sacramento de arrepentimiento, porque es regresar a las aguas del Bautismo, recordando el perdón de Cristo y que nuestra identidad está segura en él.

Al igual que necesitamos comer para mantener nuestros cuerpos fuertes y saludables, necesitamos a Cristo en sus Sacramentos para sostener nuestro espíritu. Él es el alimento que no se acaba, el sustento que nos da vida eterna y el compañero fiel que nos fortalece en cada momento. En él puedes acercarte a su mesa, recibir su gracia, y vivir en su amor.

Padre nuestro, gracias por enviarnos a Jesús, el pan de vida, quien nos alimenta con los sacramentos. En él nunca tenemos hambre ni sed espiritual. Amén.

Para reflexionar:
* ¿Cuál es tu recuerdo favorito de compartir alimentos con tus seres queridos?
* ¿Cuándo fue la última vez que sentiste que Jesús te fortaleció espiritualmente en un momento de debilidad?

Diaconisa Noemí Guerra

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