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ALIMENTO DIARIO
Y Dios el Señor dio al hombre la siguiente orden: "Puedes comer de todo árbol del huerto, pero no debes comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque el día que comas de él ciertamente morirás. Génesis 2:16-17Y Dios el Señor dio al hombre la siguiente orden: "Puedes comer de todo árbol del huerto, pero no debes comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque el día que comas de él ciertamente morirás. Génesis 2:16-17
«Descansa en paz.»
Esas son las palabras que el técnico de la compañía de electricidad dijo con respecto a la ardilla que mordió unos cables de alta tensión.
De acuerdo a la autopsia, la ardilla recibió una descarga eléctrica de miles de kilovatios, que hizo que la mitad de una ciudad se quedara a oscuras.
Tanto la historia de esa ardilla, como la de Adán y Eva, nos recuerdan que debemos pensar dos veces antes de morder algo tentador y prohibido.
No tengo idea de qué tipo de tentación le atrae a usted. Como individuos únicos que somos, tenemos deseos también únicos por las cosas prohibidas. Por ejemplo, un cable eléctrico que para una ardilla luce tentador, a mí no me mueve ni un pelo, mientras que las cosas que a mí me tientan, seguramente a una ardilla le parecerán ridículas.
De cualquier manera, el consejo sigue siendo el mismo: no deberíamos nunca probar una tentación que luce sabrosa, pero que es mala, pecaminosa, o prohibida. Porque cuando Dios dice: «La paga del pecado es la muerte», lo dice en serio.
No importa cuál sea el pecado. Delante de Dios, es un pecado… y, como ya hemos visto, la paga del pecado es constante y consistente.
Es por ello que debemos dar gracias porque Dios también habla en serio cuando dice: «pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor» (Romanos 6:23).
El Señor sabe que, por más que nos esforcemos, de vez en cuando vamos a caer en la tentación y vamos a probar del fruto prohibido. Es por ello que, para cubrir nuestros pecados, Jesús vino a este mundo y dio su vida… para asegurarnos que un bocado pecaminoso no significa el fin de nuestro camino espiritual.
ORACIÓN: Señor, perdona mi corazón pecaminoso que se deja llevar por las tentaciones. Ayúdame para que mi vida refleje la alegría que he recibido a través del perdón que tu Hijo Jesús compró con su propia sangre. En su nombre. Amén.
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