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ALIMENTO DIARIO
¿Hallaste esposa? ¡Has hallado el bien! ¡Has alcanzado el favor del Señor! Proverbios 18:22¿Hallaste esposa? ¡Has hallado el bien! ¡Has alcanzado el favor del Señor! Proverbios 18:22
Al Pastor Abel, que fue quien me confirmó en la fe, le gusta compartir su sabiduría sin que uno se dé cuenta.
Una de las cosas sabias que compartió con sus confirmandos, fue: «El que se casa de apuro, se arrepiente toda la vida». Si bien no me acuerdo de que Gilberto estuviera en mi clase de confirmación, estoy seguro que formaba parte de ella, porque si hubo alguien que tomó en serio ese consejo, fue Gilberto.
Me explico. Durante mucho tiempo, Gilberto ha estado buscando a la persona ideal para casarse, pero todavía no ha llegado al altar. Como no quiere tener que «arrepentirse para toda la vida», Gilberto se prometió a sí mismo que no se casaría hasta que encontrara a la mujer ideal… cosa que recién ahora ha sucedido.
A Virginia la conoció de casualidad en el pasillo de un hospital. Comenzaron a verse todos los días y, poco a poco, fueron enamorándose. Recientemente, Gilberto, de 99 años, veterano de la Segunda Guerra Mundial y jubilado del servicio postal, se unió en matrimonio con Virginia, de 86 años de edad.
Cuando el Pastor Abel nos hablaba a nosotros, hace tantos años, acerca de «arrepentirse toda la vida», vivíamos en un mundo diferente. En ese entonces, uno se mantenía casado a su cónyuge… por más infeliz que fuera.
Hoy es diferente. El divorcio ha suplantado al sufrimiento a largo plazo.
PERO… somos muchos los que podemos decir que hemos sido bendecidos con el cónyuge que tenemos. Muchos de nosotros, al igual que Gilberto, tenemos el cónyuge perfecto.
Y esto también es un regalo de Dios por el que debemos darle gracias. Al hacerlo, también démosle gracias por su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, cuyo amor supera todo otro amor que podamos conocer en este mundo.
ORACIÓN: Señor, te damos gracias por darnos personas que nos aman. Te pedimos por aquéllos que se sienten solos: cúbrelos con tu amor y protección. Por sobre todas las cosas, gracias por el gran amor que nos has demostrado en tu Hijo Jesús, en cuyo nombre oramos. Amén.
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