ALIMENTO DIARIO

  • "Aguas poderosas"


  • agosto 15, 2011
  • Tú, Señor, en las alturas, eres más poderoso que el estruendo de los mares; ¡más poderoso que las fieras olas del mar! Salmo 93:4Tú, Señor, en las alturas, eres más poderoso que el estruendo de los mares; ¡más poderoso que las fieras olas del mar! Salmo 93:4


  • La semana pasada, con mi familia estuvimos de vacaciones en las Montañas Rocallosas de Colorado, donde disfrutamos de una experiencia nueva.

    Los de mayor edad anduvimos en una balsa por el río Colorado que, debido al deshielo, estaba un poco crecido y, por lo tanto, bastante turbulento. De cualquier forma, para alguien oriundo de un estado al cual los indios americanos conocen como «Aguas Llanas» (Nebraska), resultó ser muy divertido.

    Nuestros hijos, por su parte, decidieron aceptar el desafío de las aguas rápidas y con remolinos de Clear Creek, al oeste de la ciudad de Denver. De más está decir que ese día recé mucho… no por nosotros, sino por mis hijos.

    Si bien iban acompañados de guías, cuando los ríos están crecidos son impredecibles y peligrosos. Mi alivio fue grande cuando me llamaron para decir que ya habían terminado, y que estaban camino a casa.

    Recién cuando nos reencontramos nos enteramos que mi nuera se había caído dos veces del bote… junto con el guía (¡quien en los 5 años previos se había caído una sola vez!). Por la gracia de Dios habían podido ser rescatados a tiempo.

    El comentario de mi hijo fue: «Ahora puedo decir que lo hice, pero no creo que vuelva a hacerlo otra vez». Este comentario mereció otra oración de agradecimiento.

    Cuando pienso en esa aventura, llego a la conclusión que los arroyos que bajan de la montaña vienen cargados con mucho poder. Quienes han experimentado la fuerza del agua en inundaciones, saben de qué estoy hablando.

    Pero, por más poder que tengan las aguas de un río, el SEÑOR en las alturas es más poderoso aún. Es un gran consuelo saber que en todo momento, aún cuando las aguas nos rodeen y quieran ahogarnos (o los problemas del mundo parezcan aplastarnos), el SEÑOR tiene control sobre todo, porque él es más poderoso que nada.

    Verdaderamente, «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en todos los problemas» (Salmo 46:1). Y por ello doy gracias.

    ORACIÓN: Señor, te doy gracias por tu poder y fortaleza, y por protegernos de las aguas peligrosas. Te alabo por haber enviado a tu Hijo a vencer el pecado, la muerte y el diablo para ganar mi salvación. En el nombre de Jesús. Amén.

    Esta devoción fue enviada por Mick Onnen, Presidente de la International Lutheran Laymen’s League.

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