Ester, siendo una madre muy protectora, en su celo por darle lo mejor su hija, comete un error. Pero la historia de hoy, como todas las que traemos, están llenas de humanidad que se demuestran en la presencia del Salvador en el diario acontecer de nuestras vidas. Presencia que se hace aún más tangible cuando comprendemos y pedimos a Jesús que nos perdone, nos ilumine y nos dé una segunda oportunidad para enmendarnos.