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ALIMENTO DIARIO
En ese mismo instante el Señor se volviĂł a ver a Pedro … Enseguida, Pedro saliĂł de allĂ y llorĂł amargamente (Lucas 22:61a-62).
Pero ésta es la hora de ustedes, la hora del poder de las tinieblas (Lucas 22:53b).
Cuando los que estaban con Ă©l se dieron cuenta de lo que pasaba, le dijeron: «Señor, Âżechamos mano a la espada?» Uno de ellos hiriĂł a un siervo del sumo sacerdote, y le cortĂł la oreja derecha. Pero JesĂșs les dijo: «¥Basta! ÂĄDĂ©jenlos!» TocĂł entonces la oreja de aquel hombre, y lo sanĂł (Lucas 22:49-51).
Mientras JesĂșs estaba hablando, se hizo presente una turba, al frente de la cual iba Judas, que era uno de los doce y que se acercĂł a JesĂșs para besarlo. JesĂșs le dijo: «Judas, Âżcon un beso entregas al Hijo del Hombre?» (Lucas 22:47-48).
Cuando llegĂł a ese lugar, JesĂșs les dijo: «Oren para que no caigan en tentaciĂłn.» Luego, se apartĂł de ellos a una distancia como de un tiro de piedra, y allĂ se arrodillĂł y orĂł. Y decĂa: «Padre, si quieres, haz que pase de mĂ esta copa; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya» … Lleno de angustia, oraba con mĂĄs intensidad. Y era su sudor como grandes gotas de sangre que caĂan hasta la tierra. Cuando JesĂșs se levantĂł despuĂ©s de orar, fue a donde estaban sus discĂpulos, y a causa de la tristeza los hallĂł durmiendo (Lucas 22:40-42, 44-45).
Luego JesĂșs les preguntĂł: «Cuando los enviĂ© sin bolsa, sin alforja y sin calzado, Âżles faltĂł algo?» Ellos respondieron: «Nada.» Entonces JesĂșs les dijo: «Pues ahora, el que tenga bolsa, que la tome, junto con la alforja. Y el que no tenga espada, que venda su capa y se compre una. Porque yo les digo que todavĂa se tiene que cumplir en mĂ aquello que estĂĄ escrito: «Y fue contado entre los pecadores.» Porque lo que estĂĄ escrito acerca de mĂ, tiene que cumplirse.» Ellos le dijeron: «Señor, ÂĄaquĂ hay dos espadas!» Y JesĂșs respondiĂł: «¥Basta!» (Lucas 22:35-38).
El Señor dijo tambiĂ©n: «SimĂłn, SimĂłn, SatanĂĄs ha pedido sacudirlos a ustedes como si fueran trigo; pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tĂș, cuando hayas vuelto, deberĂĄs confirmar a tus hermanos» (Lucas 22:31-32).
Pero sepan que la mano del que me va a traicionar estĂĄ sobre esta mesa, conmigo. A decir verdad, el Hijo del Hombre va, segĂșn lo que estĂĄ determinado; pero ÂĄay de aquĂ©l que lo va a traicionar!» Ellos comenzaron a preguntarse unos a otros, quiĂ©n de ellos serĂa capaz de hacer esto (Lucas 22:21-23).
Cuando llegĂł la hora, JesĂșs se sentĂł a la mesa y los apĂłstoles se sentaron con Ă©l. Entonces les dijo: «¥CĂłmo he deseado comer con ustedes esta pascua, antes de que padezca! Porque yo les digo que no volverĂ© a comerla hasta su cumplimiento en el reino de Dios» (Lucas 22:14-16).
LlegĂł el dĂa de los panes sin levadura, cuando es necesario sacrificar el cordero de la pascua. JesĂșs enviĂł a Pedro y a Juan con estas instrucciones: «Vayan a preparar todo para que comamos la pascua.» Los discĂpulos partieron, y encontraron todo tal y como JesĂșs se lo habĂa dicho, y prepararon la pascua (Lucas 22:7-8, 13).