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ALIMENTO DIARIO
«Hermanos, les rogamos que sean considerados con los que trabajan entre ustedes, y que los instruyen y dirigen en el Señor. Ténganlos en alta estima y ámenlos por causa de su obra. Y ustedes, vivan en paz.» 1 Tesalonicenses 5:12-13
«Pedro le dijo: ‘Señor, si eres tú, manda que yo vaya hacia ti sobre las aguas.’ Y él le dijo: ‘Ven.’ Entonces Pedro salió de la barca y comenzó a caminar sobre las aguas en dirección a Jesús. Pero al sentir la fuerza del viento tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: ‘¡Señor, sálvame!’ Al momento, Jesús extendió la mano y, mientras lo sostenía, le dijo: ‘¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?'» Mateo 14:28-31
«Mi Señor, mi fortaleza, ¡yo te amo! Mi Señor y Dios, tú eres mi roca, mi defensor, ¡mi libertador! Tú eres mi fuerza y mi escudo, mi poderosa salvación, mi alto refugio. ¡En ti confío! Yo te invoco, Señor, porque sólo tú eres digno de alabanza; ¡tú me salvas de mis adversarios! Los lazos de la muerte me rodearon; ¡me arrolló un torrente de perversidad! Pero en mi angustia, Señor, a ti clamé; a ti, mi Dios, pedí ayuda, y desde tu templo me escuchaste; ¡mis gemidos llegaron a tus oídos!» Salmo 18:1-4; 6
«Dichoso aquél cuyo pecado es perdonado, y cuya maldad queda absuelta. Dichoso aquél a quien el Señor ya no acusa de impiedad, y en el que no hay engaño. Te confesé mi pecado; no oculté mi maldad. Me dije: ‘Confesaré al Señor mi rebeldía’, y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Por eso, todos tus fieles orarán a ti mientras puedas ser hallado. Aunque sufran una gran inundación, las aguas no los alcanzarán. ¡Tú eres mi refugio! ¡Tú me libras de la angustia! ¡Tú me rodeas con cánticos de libertad!» Salmo 32:1-2; 5-7
«Hemos reconstruido la muralla hasta la mitad de su altura; casi hemos terminado la obra porque tu pueblo tiene ánimo para restaurarla. Cuando Sambalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los habitantes de Asdod se enteraron de que estábamos reconstruyendo las murallas de Jerusalén, y de que estábamos cerrando sus brechas, se enojaron muchísimo, y se pusieron de acuerdo para atacarnos y destruir la ciudad de Jerusalén. Entonces oramos a nuestro Dios, pero también pusimos guardias de día y de noche.» Nehemías 4:6-9
«¿Por qué has respetado más a tus hijos que a mí, y los has dejado engordar con las mejores ofrendas que me da mi pueblo Israel?» 1 Samuel 2:29b
«¡Y sólo quedo yo! ¡Pero me andan buscando para quitarme la vida!» 1 Reyes 19:14c
«Y Esaú respondió: ¡Qué bien le queda el nombre Jacob! ¡Ya me ha suplantado dos veces! ¡Primero me arrebató mi primogenitura, y ahora me ha arrebatado mi bendición!» Génesis 27:36a
«El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que venga el día grande y terrible del Señor. Y todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo, y entre ellos estará el remanente al cual el Señor ha llamado, porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación, tal y como el Señor lo ha dicho.» Joel 2:31-32