"Mejor de lo esperado"

«Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: ‘Hallarán al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.'» Lucas 2:11-12

"La victoria de Jesús"

«¡Pero gracias sean dadas a Dios, de que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo! Así que, amados hermanos míos, manténganse firmes y constantes, y siempre creciendo en la obra del Señor, seguros de que el trabajo de ustedes en el Señor no carece de sentido.» 1 Corintios 15:57-58

"Mucho mejor"

«Es mejor confiar en el Señor que confiar en simples mortales. Es mejor confiar en el Señor que confiar en gente poderosa.» Salmo 118:8-9

"Escuchando a Dios"

¿Por qué no entienden mi lenguaje? Pues porque no pueden escuchar mi palabra. Juan 8:43

"Conmigo para siempre"

Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre. Salmo 73:26 (LBLA)

"Lágrimas"

«Tú, Señor, estás cerca de quienes te invocan, de quienes te invocan con sinceridad. Tú respondes a las peticiones de quienes te honran; escuchas su clamor, y los salvas. Tú, Señor, proteges a los que te aman, pero destruyes a los malvados.» Salmo 145:18-20

"Amor sufrido"

«¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que son enviados a ti! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como junta la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! ¡Miren cuán desolada se queda la casa de ustedes! Porque yo les digo que no volverán a verme, hasta que digan: ‘Bendito el que viene en el nombre del Señor.'» Mateo 23:37-39

"Ojos y corazón abiertos"

No se ofuscarán los ojos de los que ven; los oídos de los que oyen escucharán con atención. Isaías 32:3

"Odio odiar"

Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen. Mateo 5:44

"La sana doctrina"

Porque vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que aún teniendo comezón de oír se amontonarán maestros conforme a sus propios malos deseos. 2 Timoteo 4:3