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ALIMENTO DIARIO
La copa de bendición por la cual damos gracias, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? (1 Corintios 10:16).
Ustedes son un rebaño pequeño. Pero no tengan miedo, porque su Padre ha decidido darles el reino (Lucas 12:32).
Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús (Gálatas 3:28).
Mientras comían, Jesús tomó el pan y lo bendijo; luego lo partió y se lo dio a sus discípulos, y les dijo: «Tomen, coman; esto es mi cuerpo». Después tomó la copa, y luego de dar gracias, la entregó a sus discípulos y les dijo: «Beban de ella todos, porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos, para perdón de los pecados (Mateo 26:26-28).
Por lo tanto, siempre que coman este pan, y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor, hasta que él venga (1 Corintios 11:26).
Todos deben considerarnos servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios (1 Corintios 4:1).
Eso le sucede a quien acumula riquezas para sí mismo, pero no es rico para con Dios (Lucas 12:21).
No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas, y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa (Isaías 41:10).
Por lo tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que sus pecados les sean perdonados (Hechos 3:19).
A ti te daré las llaves del reino de los cielos (Mateo 16:19a).