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ALIMENTO DIARIO
Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, ustedes, que son espirituales, restáurenlo con espíritu de mansedumbre. Piensa en ti mismo, no sea que también tú seas tentado (Gálatas 6:1).
Todos, al ver esto, murmuraban, pues decían que Jesús había entrado en la casa de un pecador. Pero Zaqueo se puso de pie y le dijo al Señor: «Señor, voy a dar ahora mismo la mitad de mis bienes a los pobres. Y si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces más lo defraudado.» Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa…» (Lucas 19:7-9a).
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro… para que ya no seamos niños, zarandeados por las olas y llevados a la deriva por todo viento de doctrina… sino que aferrándonos a la verdad en amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza, esto es, Cristo. (Efesios 4:13-15 RVR1977)
Entonces él me dijo: «Éstos han salido de la gran tribulación. Son los que han lavado y emblanquecido sus ropas en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios, y le rinden culto en su templo de día y de noche; y el que está sentado en el trono los protege con su presencia. No volverán a tener hambre ni sed, ni les hará daño el sol ni el calor los molestará, porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los llevará a fuentes de agua de vida, y Dios mismo secará de sus ojos toda lágrima» (Apocalipsis 7:14b-17).
Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: ‘¡Demonio tiene!’ Y vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: ‘¡He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores!’. Pero la sabiduría es justificada por sus hechos» (Mateo 11:18-19 RVA-2015)
No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque yo, el Señor, no consideraré inocente al que tome en vano mi nombre (Éxodo 20:7).
…santificado sea tu nombre (Mateo 6:9c).
Oren en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu (Efesios 6:18).
Arrojando su capa, el ciego dio un salto y se acercó a Jesús, y Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le respondió: «Maestro, quiero recobrar la vista.» Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y enseguida el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús en el camino (Marcos 10:50-52).
Desechen todo lo que sea amargura, enojo, ira, gritería, calumnias, y todo tipo de maldad. En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo (Efesios 4:31-32).