
"¡Falta algo!"

"Los que están sanos no necesitan de un médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar al arrepentimiento a los justos, sino a los pecadores." Lucas 5:31-32
Estamos acostumbrados a que las tiendas hagan distintos tipos de ofertas para atraer más compradores, como por ejemplo: "compre uno y lleve otro gratis."
Aparentemente, la Iglesia de Inglaterra estaba ofreciendo algo similar: las parejas que iban a casarse también podían bautizar a sus hijos en el mismo servicio.
A pesar de que suena extraño, en algunas circunstancias tiene sentido. Por ejemplo, podemos pensar en una pareja que acaba de convertirse y decide casarse por iglesia, y bautizar también a sus niños.
Es válido preguntarse con qué frecuencia ocurre esto. Yo no lo sé, pero imagino que algunas veces ocurrirá. Aunque la Iglesia de Inglaterra admite que ese servicio fue diseñado, más que nada, para los que pertenecen a la Iglesia, pero que no han respetado la santidad del matrimonio.
Sabemos que es bueno que una pareja quiera casarse y que sus hijos conozcan al Salvador que dio su vida por ellos.
Pero siempre hay un pero en todo. Me pregunto qué lugar ocupa aquí el arrepentimiento. La corrosión no se puede cubrir con pintura, porque tarde o temprano va a salir a relucir nuevamente, ni tampoco se puede recubrir una pared enmohecida y esperar que quede bien. De la misma manera, el pecado no se elimina cubriéndolo, sino que es necesario que haya arrepentimiento.
¿Qué es el arrepentimiento? Es tener un corazón penitente para que el Señor pueda cambiar nuestras viejas costumbres y ponernos así en armonía con su voluntad.
El arrepentimiento es algo bueno pues viene de Dios y es inspirado por el Espíritu Santo, pero es algo que no hay en abundancia. Por ello oramos por las parejas que se casan en Inglaterra, y también por nosotros
ORACIÓN: Amado Señor, Dios mío, ¡crea en mí un corazón limpio! ¡Renueva en mí un espíritu de rectitud! ¡No me despidas de tu presencia, ni quites de mí tu santo espíritu! ¡Devuélveme el gozo de tu salvación! ¡Dame un espíritu dispuesto a obedecerte! Así instruiré a los pecadores en tus caminos; así los pecadores se volverán a ti. Dios mío, Dios de mi salvación, ¡líbrame de derramar sangre, y mi lengua proclamará tu justicia! Abre, Señor, mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza. Salmo 51:10-15
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