
"Excusas"

"Jesús fue a Galilea para proclamar el evangelio del reino de Dios. Decía: 'El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse, y crean en el evangelio!'" Marcos 1:14b-15
Richard Cooey estaba en la lista de condenados a muerte en el estado de Ohio, por haber violado y asesinado dos estudiantes de la Universidad de Akron en el año 1986.
Debido a que era considerado obeso este convicto pidió clemencia, porque era demasiado gordo para ser ejecutado. Sus abogados argumentaron que los verdugos podrían tener dificultad para encontrar las venas donde administrar la inyección letal, y que su peso podría disminuir el efecto de una de las drogas letales.
Cooey también dijo que lo que hizo, lo hizo porque cuando niño fue maltratado y porque abusó del alcohol.
Cooey agregó que el abogado que lo representó en el primer juicio no presentó esa información a quienes lo juzgaron y condenaron.
Cooney finalizó diciendo que su intento de escape de la prisión algunos años previos no debería ser tenido en su contra.
Básicamente, lo único que Richard Cooey no dijo nunca es: "Soy culpable. Lo siento." Sherri Walsh, la fiscal del condado, dijo: "En los 22 años que van desde que el acusado cometió esos actos brutales, nunca ha demostrado ni un segundo de remordimiento sincero por haber asesinado a esas dos jóvenes".
Lo que nos lleva al tema del arrepentimiento. Inmediatamente después que Juan el Bautista fuera arrestado, Jesús comenzó a predicar un mensaje doble a las comunidades de Galilea: que se arrepintieran, y que creyeran el Evangelio.
Lamentablemente, el arrepentimiento no es una cualidad que surja naturalmente en el ser humano. Más que arrepentirnos, la mayoría de nosotros preferiríamos echarle la culpa a otro o dar excusas por nuestro comportamiento... cualquier cosa, menos decir: "Señor, ten compasión de mí, un pobre pecador".
Sin embargo, Jesús vino a buscar y a salvar pecadores, y los pecadores son quienes se alegran en las Buenas Noticias de la gracia que él da a través de su sufrimiento, sacrificio, y resurrección.
Es mi oración que Richard Cooey se haya arrepentido, pues, de ser así, aún cuando haya pagado el precio que la ley exige, el Señor Jesús lo ha recibido en el paraíso.
¿Cómo lo sé? Lo sé porque una vez Jesús hizo exactamente lo mismo por el ladrón arrepentido que colgaba en la cruz al lado de la suya. Lo sé porque Jesús ha hecho lo mismo por mí.
ORACIÓN: Querido Señor Jesús, ayúdame para que mis oraciones siempre estén llenas de arrepentimiento por todo lo que he hecho mal, y de alabanzas y adoración por todo lo que tú has hecho en mi vida. En tu nombre. Amén.
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