
Todo proviene de Dios

"Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo a través de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación." 2 Corintios 5:18
Así como decimos que Dios es el creador del universo, confesamos también que todo lo que existe fue hecho de la nada. Antes de la acción divina nada había, y sólo por su Palabra poderosa llegó a existir lo que vemos. Este es el punto de partida, el origen de todo cuanto vemos y conocemos. La historia humana comienza a partir de allí. Sin embargo, los actos humanos fueron contrarios a la voluntad del Creador, y por ello sabemos que el pecado es la consecuencia de la rebeldía contra nuestro Padre eterno. Pero la misericordia divina se muestra en que Dios no destruye lo que creó, sino que marca la historia humana con señales y profecías, o promesas, con las cuales asegura que, más allá de la maldad visible, llegará el tiempo en que todos los poderes de este mundo quedarán bajo el dominio del Salvador.
Las profecías de salvación se cumplen con el nacimiento de Jesús, quien viene al mundo enviado por el Padre con la tarea de obrar la reconciliación. Por eso el Padre Creador lleva a su Hijo a la cruz: para reconciliarnos con Él. En Jesús somos reconciliados con el Padre, somos re-creados como personas nuevas por medio de la promesa de perdón y consuelo que Jesús nos ofrece. Con tantas bendiciones, siendo renovados por el sacrificio de Cristo, ahora el Padre hace de nosotros instrumentos de reconciliación. En otras palabras, así como Jesús nos reconcilia, nosotros somos enviados para mostrar cómo viven quienes han sido reconciliados, y compartir esta alegría con quienes necesitan saber que Dios también les ofrece diaria y constantemente la gracia de la reconciliación.
Padre amado, todo lo que somos y tenemos proviene de tu buena voluntad. Afirma nuestros corazones en la certeza de tu poder, para que compartamos tu reconciliación con quienes aún no te conocen. Amén.
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