
Su amor es eterno

"Hace ya mucho tiempo, el Señor se hizo presente y me dijo: Yo te amo con amor eterno. Por eso te he prolongado mi misericordia." Jeremías 31:3
Un dicho popular nos recuerda: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno." Quizás esta frase encuentra su razón de ser en la experiencia de vida que nos lleva a pensar que las cosas buenas no duran, por lo que no debemos esperar que sea así, sino que debemos conformarnos con lo pocos buenos momentos vividos. El pesimismo frente a las realidades que nos tocan vivir puede imponerse como una forma de pensar y actuar. Esta visión pesimista de la vida está basada en la condición de pecado natural en el ser humano. En nosotros se manifiesta con claridad el deseo por vivir mejor, por hacer mejor las cosas y por disfrutar de momentos de tranquilidad. Pero cuanto más nos esforzamos en esto, más comprobamos que resulta imposible lograrlo. ¿Será tiempo de reflexionar y buscar un camino diferente?
En medio de nuestras preguntas y anhelos de tiempos mejores, Dios nos dice que no nos conformemos ni esperemos poco de la vida. Al contrario, el mensaje de Dios es claro: su presencia eterna se manifiesta entre nosotros para asegurarnos que nos ama. Dios muestra su amor de una forma muy concreta: dándonos su misericordia. Cuando comprendemos que Dios es capaz de ponerse en nuestra situación, tan cerca de nosotros que su corazón late al ritmo de nuestras necesidades y acompaña compasivamente nuestro sufrimiento, nos llenamos de consuelo y gozo. Así es el amor de Dios en acción: Dios no nos ama desde lejos, sino que desde la eternidad se acerca para darnos su amor a través de su hijo Jesús.
Padre santo, gracias por amarnos desde la eternidad y darnos todo lo bueno que tenemos para que lo disfrutemos sin temor. Ayúdanos en este día a reconocer y compartir tu misericordia. Amén.
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