
"El perfume de la discordia"

Lunes de Semana Santa
(Juan 12:1-8)
"María tomó unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, que era muy caro, y con él ungió los pies de Jesús, y con sus cabellos los enjugó. Y la casa se llenó con el olor del perfume." Juan 12:3
Tengo un amigo que es alérgico a ciertas fragancias. Cuando se expone a la fragancia de perfumes, velas, jabones, y desodorantes, los ojos se le llenan de lágrimas y se le congestionan las fosas nasales. Las fragancias, en vez de darle un toque de placer a su vida, le causan fuertes molestias.
Judas se molestó por el generoso "derroche de bondad" que María demostró hacia Jesús. Judas no entendió la actitud de un corazón agradecido que derramó su amor por Jesús en presencia de muchos.
"Y la casa se llenó con el olor del perfume." Me imagino que el cabello y la ropa de los que estaban presentes esa noche en la casa quedaron impregnados con ese perfume. Tal vez días después todavía podían oler esa fragancia y recordar esos momentos que habían compartido con Jesús.
Por su parte Judas, "alérgico" a las buenas obras producto de la fe en Dios, propició la ocasión para que Jesús anunciara nuevamente su muerte. No faltaban muchos días para que el Hijo de Dios fuera clavado en una cruz. Recordar este anuncio de Jesús podía ayudar a atar cabos. Cuando recordamos que Jesús anunció su muerte y conmemoramos sus sufrimientos, muerte, y resurrección -como en esta cuaresma- necesitamos atar cabos: su muerte fue el castigo por nuestros pecados; su resurrección, nuestra absolución y esperanza de vida eterna.
Dios nos impregnó con su fragancia santa para prepararnos para el día de nuestra sepultura. Mientras tanto, "olemos a cristianos", para exponer a otros al amor de Jesús.
Gracias por el testimonio de María, Señor. Gracias por la muerte de tu Hijo, que logró reconciliarnos contigo. Amén.
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