
"Esclavos sin darse cuenta"

(Juan 8:31-42)
"Nosotros somos descendientes de Abrahán, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir: 'Ustedes serán libres'"? Juan 8:33
Hay libertades que liberan, y libertades que esclavizan. Así es como lo entendía Jesús, pero los judíos estaban cada vez más confundidos. "Nosotros... jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir: 'Ustedes serán libres'?" (v 33).
En cierto sentido los judíos tenían razón, y tenían también un alto concepto de la libertad, porque aunque habían sido esclavizados en Egipto, en Babilonia, y en ese momento lo estaban siendo bajo los romanos, no se consideraban esclavos mientras pudieran adorar libremente. No era un mal concepto de la libertad, y hasta puede servirnos de ejemplo.
Sin embargo, Jesús puso al descubierto su verdadera esclavitud. Los judíos habían creado un sinnúmero de reglas y decretos por medio de los cuales tenían cautivas las conciencias de las personas. ¿Acaso puede haber una esclavitud peor? La esclavitud a reglas y tradiciones, la esclavitud que usa el miedo como motivador, termina eliminando toda libertad.
¿Qué cosas te tienen esclavizado? ¿Rencores que no permiten que tu mente pueda ver las bondades de la vida? ¿Adicciones que te quitan la libertad de ser y de dar? ¿Telenovelas que roban tu tiempo y distorsionan tu realidad? ¿Miedos que paralizan tus iniciativas?
"Si permanecen en mi palabra... conocerán la verdad, y la verdad los hará libres" (v 32), dijo Jesús. La libertad que Jesús nos da a través de su Palabra libera nuestra conciencia. No hay pecado que nos acuse, porque el poder del diablo -el acusador- fue vencido en la cruz. La esperanza de vida eterna es real. El perdón de los pecados nos libera de acusaciones y de miedos para que podamos servir sin rencores, sin angustias y sin incertidumbres.
Ayúdanos, Señor, a reconocer y practicar la libertad que nos has regalado. Amén.
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