
"Gente que ama a la gente y gente que no"

(Juan 5:1-16)
"Jesús le dijo: 'Levántate, toma tu lecho, y vete.' Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho y se fue." Juan 5:8-9
Uno contento y muchos enojados. El enfermo de Betesda se pasó 38 años tirado en su lecho viendo cómo pasaba la vida, y cómo algunos, con mejores posibilidades, llegaban antes que él al lugar de las curaciones. "No tengo a nadie", era su lamento y, seguramente, su triste realidad. Jesús lo ve, va a su encuentro, y lo sana... y permanece en el anonimato. Jesús ama a la gente.
¿Quiénes son los enojados? Los que no aman a la gente. En este caso, los fariseos, más interesados en el rígido cumplimiento de sus propias leyes que en amar a las personas. En realidad, ellos se amaban a sí mismos y a la ley que les daba autoridad para controlar a los demás.
Jesús curó para vida y perdón: "No peques más, para que no te sobrevenga algo peor" (v 14). Los fariseos vigilaban para enojarse y hacer planes de muerte.
No sé cuáles son tus enfermedades, si son físicas o emocionales. No sé si lo que te sucede te tiene tirado y ves cómo se te pasa la vida mientras otros tienen más suerte. Tal vez "no tienes a nadie" que te dé una mano, un empujón para salir adelante. Pero sí sé que Jesús te ve, sabe de tu vida, necesidades y angustias, y ejercita su amor y su perdón para levantarte y ponerte en marcha.
No me cabe duda que hay algunos a nuestro alrededor que no nos aman, que no les importa si "no tenemos a nadie", que nos celan, que buscan controlarnos. Jesús también está a nuestro alrededor y, por medio de su Palabra, nos levanta, nos sana con su perdón, y nos envía a una nueva vida.
Santo Dios, tu misericordia también me alcanzó y me dio nueva vida. Muchas gracias. Amén.
© Copyright 2015 Cristo Para Todas Las Naciones