
"La señal de la cruz"

(Lucas 11:29-32)
"Jesús [dijo]: '¡Qué malvada es esta generación! Demanda una señal, pero no tendrán más señal que la del profeta Jonás.'" Lucas 11:29
Quienes serán juzgados por Dios quieren juzgarlo a él. ¡Qué presuntuosos! ¡Los hijos inmaduros y desobedientes quieren juzgar al Padre amoroso! La generación a la que Jesús sirvió durante su ministerio terrenal era tan atrevida, que le demandaba a Jesús señales extraordinarias para decidir si confiaban en él o no.
Las personas no han cambiado, y si lo han hecho, es para peor, para poner en tela de juicio todo sano juicio divino, sustituyendo la historia de la creación con la teoría de la evolución, el matrimonio con las uniones homosexuales, y el juicio final con la nada. ¿Qué señal podrá convencer a esta generación de la seriedad de Dios?
Miles de años atrás, la reina Sabá sirvió de señal a su generación al aceptar la sabiduría que Dios le había dado a Salomón. También el profeta Jonás fue una señal al pasar tres días en el vientre de un pez y ser "resucitado" a tierra por voluntad divina. Seguramente la señal de Jonás apoyó su predicación de arrepentimiento a los ninivitas.
Sin embargo, la señal de Jonás apuntaba a una señal mayor, no en tamaño o espectacularidad, sino en significado. La experiencia de Jonás encuentra su paralelo en la muerte, sepultura, y resurrección de Jesús, y esta experiencia de Jesús se resume en la cruz, donde Dios descargó su ira por nuestro pecado sobre él. El mensaje del Cristo crucificado es escándalo, tropiezo, locura para los que se pierden pero, para los que Dios ha llamado, es poder y sabiduría de Dios (1 Co 1:22-24).
Mira a la cruz siempre, es la señal simple y poderosa del amor de Dios por ti.
Gracias, Jesús, por dejar vacías la cruz y la tumba. Ayúdanos a ver estas claras señales de tu amor. Amén.
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