
"Sin lugar a dudas"

(Lucas 4:1-13)
Jesús le respondió: "También está dicho: 'No tentarás al Señor tu Dios.'" Lucas 4:12
La desfachatez del diablo no tiene competencia. Se atrevió a poner en tela de juicio la gran declaración que Dios Padre hizo acerca de Jesús inmediatamente después de su bautismo: "Tú eres mi hijo amado; en quien me complazco" (Lucas 3:22c).
El diablo esperó hasta que Jesús tuviera necesidades, y en la soledad del desierto lo desafió diciendo: "Si eres el hijo de Dios... haz lo que yo te digo, convierte piedras en pan, tírate al vacío, adórame." El diablo no le pidió a Jesús nada que Jesús no pudiera cumplir. Jesús pudo haber hecho todo lo que el tentador le proponía. Pero, si lo hacía, traicionaría a su amoroso Padre en los cielos. Lucas termina este relato diciendo: "Cuando el diablo agotó sus intentos de ponerlo a prueba, se apartó de él por algún tiempo" (v 13).
Si Jesús hubiese cedido a las tentaciones del maligno, tú y yo estaríamos en una desesperada y desgraciada situación de condenación eterna. Pero Jesús no cedió.
Quienes hemos sido bautizados, por causa de Jesús somos hijos del Padre en los cielos. El diablo pondrá a prueba esta verdad hasta agotar todos sus recursos. El tentador sabe que somos capaces de cualquier cosa, ¡hasta de lo inimaginable en cuanto a cometer pecados se refiere!
En tu Bautismo, tu Padre celestial declaró que eres su hijo amado. ¡No dejes que nadie te cuestione esa verdad! Cuando estemos en necesidades, sufrimientos, soledad y dolor, seremos tentados a dudar de la gracia y de la providencia divina. Pero gracias a Jesús, que venció las tentaciones, nosotros también podemos salir vencedores. Sigamos su ejemplo y aferrémonos a las Escrituras para permanecer fieles.
Padre, anímanos a reafirmarnos en las Escrituras. Amén.
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