
"Egipto"

"Esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del profeta: 'De Egipto llamé a mi hijo.'" Mateo 2.15b
Jornada 35
El itinerario de viaje de María y José fue de Nazaret a Belén, de Belén a Egipto, y de Egipto a Nazaret. ¿Conocerían la profecía de Oseas 11.1? Originalmente, esa profecía se refería al pueblo de Israel que estaba siendo llamado fuera del cautiverio de Egipto. San Mateo, bajo la guía del Espíritu Santo, la ve como una referencia a Jesús, el Hijo de Dios.
Más allá de si la conocían o no, sin lugar a dudas sabían la importancia que Egipto tenía en la historia del pueblo de Dios. Ellos conocían la historia de José, el hijo preferido de Jacob. Sabían que sus hermanos lo habían traicionado y vendido como esclavo. Sabían que había sido fiel aún frente a las tentaciones de la esposa del Faraón. Sabían que había interpretado los sueños del Faraón. Sabían cómo Jacob y su familia habían llegado a Egipto y allí habían prosperado. Sabían acerca del Rey de Egipto que se había olvidado de las muchas bendiciones que el Señor había derramado a través de José. Sí, ellos sabían todas esas historias. (Génesis 37-50, Éxodo 1)
No sabemos cuánto tiempo se quedaron en Egipto. Después que Herodes murió, poco tiempo después de haber hecho matar a todos los niños menores de dos años, un ángel se le apareció nuevamente a José en un sueño y le dijo que regresara a la tierra de Israel. José iba a regresar a Belén, pero cuando se enteró que quien reinaba allí era Arquelao, el hijo de Herodes, decidió ir a Nazaret (Mateo 2.19-23). San Lucas dice que allí "el niño crecía y se fortalecía, se llenaba de sabiduría, y la gracia de Dios reposaba en él." (Lucas 2.40).
Qué camino para María, José, y el Niño. Su camino tiene un impacto profundo en nuestro propio camino. Ese es nuestro Salvador. Su experiencia es la nuestra, por ello es que está con nosotros sea que tengamos que huir, viajar a lugares distantes, estar solos, o en medio de nuestra propia gente. Su compromiso de estar con nosotros siempre es inquebrantable y certero. Es un mensaje que vale la pena recordar y sobre todo compartir con quienes andan por un camino incierto y difícil.
Oración: Señor, bendice a todos los que andan por caminos difíciles y peligrosos. Bendice nuestro caminar por la vida. Que nuestro viaje de Adviento nos lleve sanos y salvos a nuestro hogar. Amén.
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