
"El rito de la circuncisión"

"Cuando se cumplieron los ocho días para que el niño fuera circuncidado, le pusieron por nombre Jesús, que era el nombre que el ángel le había puesto antes de que fuera concebido." Lucas 2.21
Jornada 33
Para este rito tan importante, María y José se quedaron en Belén. En esta ocasión ocurrieron dos cosas muy importantes. Primero, al niño formalmente se le dio su nombre. No había dudas de cómo habría de llamarse, ya que el ángel lo había dejado en claro: su nombre sería Jesús. Jesús era un nombre bíblico, como Josué, quien había llevado a los Hijos de Israel a la Tierra Prometida. De la misma manera Jesús (la versión griega de Josué), habría de llevar a los creyentes a la Tierra Prometida eternal.
Segundo, a través de la circuncisión, Dios comunicó la promesa del pacto hecha en Génesis 12:1-3. Un pacto no es lo mismo que un contrato. Un contrato es algo condicional, mientras que un pacto es incondicional. El pacto hecho con Abraham, y luego continuado a través del rito de la circuncisión, tenía cuatro partes (Génesis 17):
- Dios siempre iba a amar, perdonar, renovar y fortalecer a quienes fueran parte de su pacto.
- Dios siempre los iba a llevar en su corazón, y cuando ya no necesitaran más el cuerpo, les tendría preparado un lugar en la eternidad.
- Dios siempre les proveería una comunidad que multiplicaría sus alegrías, dividiría sus penas, y los sostendría en oración.
- Dios derramaría sus bendiciones a través de ellos, para que muchos más fueran bendecidos.
En este primer día del Año Nuevo, reflexione sobre el pacto que Dios hizo con usted en su bautismo. Él se ha comprometido a ser su Dios, a amarle, a tener un lugar para usted, a rodearlo con una comunidad de santos, y a derramar sus bendiciones a través suyo a muchas otras personas.
Oración: Querido Jesús, te damos gracias por el pacto que nuestro Padre celestial hizo contigo y, a través tuyo, con nosotros. Bendice nuestro vivir en el pacto en este nuevo año. Amén.
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