"La esperanza no es un deseo, es una Persona"

En aquellos días y en aquel tiempo, haré que brote de David un Renuevo justo, él practicará la justicia y el derecho en el país. En aquellos días Judá será salvo y Jerusalén morará segura. Y será llamada así: ‘El Señor es nuestra justicia’ (Jeremías 33:15-16 NVI).

¡Qué alegría comenzar el Adviento juntos! Este tiempo, justo antes de Navidad, es una oportunidad linda para hacer una pausa, bajarle el ritmo al correcorre, y prepararnos para recordar lo más grande que ha pasado en la historia: que Dios se hizo uno de nosotros.

Tal vez ya viste la corona de Adviento con las velas de colores en tu iglesia. Cada semana tiene un tema que nos ayuda a reflexionar. Hoy comenzamos con la esperanza. Y no te hablo de esa esperanza que uno siente cuando dice “ojalá todo salga bien”. Te hablo de una esperanza real, firme, con nombre y rostro. Te hablo de Jesús.

En este tiempo de Adviento, recordamos que Jesús es la luz de las naciones, la Palabra de vida hecha carne, que en medio de un mundo de tinieblas ilumina nuestros pasos y llena de esperanza nuestros corazones.

Cuando Jeremías escribió el pasaje de hoy, la cosa no estaba fácil. El pueblo de Judá estaba rodeado por enemigos y al borde del colapso. Pero justo allí, Dios promete algo increíble: un Renuevo justo saldría de la familia de David. Ese alguien es Cristo.

Y lo mejor de todo es que Jesús no vino a señalarte con el dedo. No vino a pedirte que te arreglaras primero. Él vino a salvarte, a restaurarte, a traerte luz donde había oscuridad, a darte esperanza. Porque, aunque tú y yo fallamos, Él nunca falla.

La esperanza que tenemos no es un deseo, es una Persona: alguien real, presente, es Cristo.

Padre nuestro, gracias porque hiciste que brote de David un Renuevo justo, que actúa con justicia y rectitud. En Él somos salvos, y habitamos seguros. Y se nos llama: ‘El Señor es nuestra justicia’. Gracias por tanta esperanza. Amén.

Para reflexionar:
* ¿En qué parte de tu vida necesitas recordar que tu esperanza es Jesús?
* ¿A quién podrías decirle hoy que la esperanza no es un deseo sino una Persona?

Diaconisa Noemí Guerra

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