"¿Qué es la adoración?"

Así que, hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios! (Romanos 12:1).

Muchos piensan que adorar a Dios es algo que uno hace para mostrarle cuán agradecido o comprometido está. Algunos lo ven como cantar con fuerza, levantar las manos, cerrar los ojos con emoción, o sentir una presencia especial durante un servicio. Otros piensan que adorar es cumplir con ciertos rituales o “hacer lo correcto” en el culto: vestirse bien, llegar puntual, cantar todos los himnos, dar una buena ofrenda.

Pero la verdadera adoración no se trata de lo que tú haces por Dios. Se trata de lo que Dios hace por ti. Adorar es, primero que nada, recibir lo que Él te ofrece en su Palabra: Su perdón, Su amor, Su salvación. Y una vez que recibes esos regalos con fe, le respondes con gratitud, con compromiso, cantando con fuerza, levantando las manos, cerrando los ojos con emoción, dando una buena ofrenda o cómo tú expreses amor.

Como dice la Apología de la Confesión de Augsburgo, adorar a Dios es tener una fe que recibe todo lo que Él nos da. Esa fe viene por escuchar la Palabra de Cristo (Romanos 10:17), y luego esa misma fe se expresa de regreso a Dios usando las mismas palabras que Él nos ha enseñado: oraciones, salmos e himnos.

Lutero oró una vez que, en las iglesias, el Señor nos hablara por su Palabra y que nosotros le contestáramos con oración y alabanza.

Así vivimos una adoración que no se queda solo en el templo, sino que se extiende al día a día, presentando nuestra vida entera como una ofrenda viva para Él.

Padre nuestro, gracias porque la verdadera adoración comienza cuando Tú nos hablas y nos sirves con Tu Palabra y Tus dones. Enséñanos a responder con una vida agradecida. En el nombre de Jesús. Amén.

Para reflexionar:
* ¿Cómo cambia tu manera de adorar cuando recuerdas que es Cristo quien te sirve primero en el culto?
* ¿Qué parte del culto te ayuda más a recordar que la adoración comienza con lo que Dios hace por ti y no con lo que tú haces por Él?

Diaconisa Noemí Guerra

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