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ALIMENTO DIARIO
Hijo de hombre, por las paredes y las puertas de las casas tu pueblo va burlándose de ti. Unos a otros se dicen, cada uno con su hermano: "Vengan ahora; vamos a escuchar lo que el Señor nos va a decir." Y se acercan a ti en grupo, y delante de ti se sientan, como pueblo mío, para escuchar tus palabras, ¡pero no las ponen en práctica! Al contrario, se deshacen en elogios, pero su corazón sólo busca satisfacer su codicia. Ezequiel 33:30-31Hijo de hombre, por las paredes y las puertas de las casas tu pueblo va burlándose de ti. Unos a otros se dicen, cada uno con su hermano: "Vengan ahora; vamos a escuchar lo que el Señor nos va a decir." Y se acercan a ti en grupo, y delante de ti se sientan, como pueblo mío, para escuchar tus palabras, ¡pero no las ponen en práctica! Al contrario, se deshacen en elogios, pero su corazón sólo busca satisfacer su codicia. Ezequiel 33:30-31
Cuando oímos algo que no nos interesa, decimos: «Me entró por un oído, y me salió por el otro». Esa es la queja de los padres con relación a sus hijos, cuando no les prestan atención a lo que les dicen. Nosotros también nos vemos tentados a hacer lo mismo con relación a la Palabra de Dios, especialmente cuando ella nos señala nuestros defectos y nos propone actitudes diferentes a las que, por naturaleza, nos gusta tener.
En la Palabra de Dios aprendemos acerca del amor de Dios por nosotros. Un amor tan grande, que no dudó en enviar a su hijo Jesús para morir en nuestro lugar, por nuestros pecados, y darnos así el perdón y la vida eterna. En ella también conocemos la voluntad de Dios para nuestra vida. Que el Señor nos haga, entonces, buenos oidores y hacedores de su Palabra.
ORACIÓN: Señor, haz de mi un oidor atento y un hacedor alegre de tu Palabra. Amén.
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