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ALIMENTO DIARIO
Así que ustedes deben mantenerse despiertos, porque no saben cuándo vendrá el señor de la casa, si al caer la tarde, o a la medianoche, o cuando cante el gallo, o al amanecer; no sea que venga cuando menos lo esperen, y los encuentre dormidos. Esto que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos! Marcos 13:35-37Así que ustedes deben mantenerse despiertos, porque no saben cuándo vendrá el señor de la casa, si al caer la tarde, o a la medianoche, o cuando cante el gallo, o al amanecer; no sea que venga cuando menos lo esperen, y los encuentre dormidos. Esto que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos! Marcos 13:35-37
Hace ya unos cuantos años que el gobierno de los Estados Unidos lanzó el primer globo aéreo de gran altura en la isla de Wallops, Virginia.
En los años anteriores a la NASA, a pesar de las buenas relaciones públicas que había con la población, a los residentes locales no se les daban noticias anticipadas.
Es por ello que un día, cuando las personas miraron al cielo, descubrieron una luz nueva que nunca antes habían visto.
Poco después se dio la noticia de la luz, y cada persona tenía una explicación válida del fenómeno. Unos decían que eran invasores que venían del espacio. Otros afirmaban que eran enemigos que nos estaban invadiendo.
Cuando el balón brilló mucho más, una de las personas afirmó: «Posiblemente es Jesús que regresó a la tierra.» A lo que una vecina le respondió: «Espero que eso no sea cierto, y si es así, que definitivamente no llegue primero a mi casa».
Pero usted y yo sabemos que, cuando eso suceda, su retorno a la tierra será igual para todo el mundo y al mismo tiempo.
Sin embargo, este pensamiento es interesante. Si el día en que Jesús regrese, decidiera visitar casa por casa, y la suya fuera la primera, ¿estaría usted listo para recibirlo? Recuerde que a él no le importaría que los pisos de la casa estén brillantes, ni que el mantel del comedor esté sacudido, y mucho menos que la ropa esté perfectamente lavada y planchada. Lo que Jesús definitivamente querrá saber es si su alma y corazón están listos para recibirlo.
Jesús espera ver nuestros corazones arrepentidos y nuestros pecados perdonados, y que nuestras vidas hayan sido renovadas… porque a eso vino la primera vez.
Así que, lo que más nos debe preocupar es que, cuando él llegue por segunda vez, nos encuentre listos a recibirlo y con gozo en nuestros corazones porque pusimos en práctica lo que nos enseñó en su primera visita.
ORACIÓN: Querido Dios, reconozco que hay muchas cosas en esta vida que me distraen. Pero a pesar de todo, quiero aprender a enfocarme cada vez más en lo importante que es para mí la salvación. En tu bendito nombre oro. Amén.
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