"Tenemos un abogado"

Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo. 1 Juan 2:1Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo. 1 Juan 2:1

Las dos nenas querían juntar suficiente dinero para poder ir al parque de agua, por lo que decidieron ponerse a vender limonada en la vereda de su casa.

No les llevó mucho tiempo darse cuenta de lo cruel que puede llegar a ser el mundo de los negocios. A los pocos minutos de haberse instalado llegó un policía, quien les preguntó si habían obtenido una licencia de negociantes y permiso para vender la bebida.

Y ese fue el fin de su negocio… o, mejor dicho, debió haber sido el fin.

Porque cuando esta historia se hizo pública, muchos comenzaron a buscar formas de ayudarles. La mejor oferta fue la hecha por los empleados de Limonada Calypso, una de las compañías nacionales más grandes de limonada, quienes juntaron dinero para pagar por la licencia y los permisos que ellas necesitaban, y además les regalaron suficiente limonada como para vender durante todo el verano.

Para utilizar el mismo lenguaje que el Apóstol Juan, esas jovencitas encontraron un abogado en los empleados de Calypso. O sea, encontraron quien les ayudara cuando estaban totalmente indefensas e impotentes.

En Jesús, nuestro Abogado nos ha encontrado. Por la gracia de Dios, Jesús es quien nos ayuda, quien nos rescata, quien nos encuentra…

A través de su vida, muerte, y resurrección, Jesús ha hecho todo lo que nosotros, pecadores, no podemos hacer por nosotros mismos. Él lo ha hecho todo, y eso es más de lo que hubiéramos esperado o imaginado; y es más que suficiente.

ORACIÓN: Señor, te doy gracias por darme a Jesús como mi abogado. Ayúdame para que nunca deje de reconocer y apreciar todo lo que él hizo para perdonar mis pecados y abrirme las puertas del cielo. En su nombre. Amén.

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