Para El Camino
"Quien busca, encuentra"
Presentado el 18 de septiembre
AUTOR: Rev. Gregory P. Seltz, Orador (2011 al 2017), The Lutheran Hour
Rev. Héctor Hoppe
© 2024 Cristo Para Todas Las Naciones
TEXTO: Isaías 55:1-7
'Todos ustedes, los que tienen sed: Vengan a las aguas; y ustedes, los que no tienen dinero, vengan y compren, y coman. Vengan y compren vino y leche, sin que tengan que pagar con dinero. ¿Por qué gastan su dinero en lo que no alimenta, y su sueldo en lo que no les sacia? Escúchenme bien, y coman lo que es bueno; deléitense con la mejor comida. Inclinen su oído, y vengan a mí; escuchen y vivirán. Yo haré con ustedes un pacto eterno, que es el de mi invariable misericordia por David. Yo lo puse como testigo para los pueblos, y como jefe y maestro de las naciones. Por causa del Señor tu Dios, por el Santo de Israel que te ha honrado, llamarás a gente que no conocías; pueblos que nunca te conocieron correrán a ti.' Busquen al Señor mientras pueda ser hallado; llámenlo mientras se encuentre cerca. ¡Que dejen los impíos su camino, y los malvados sus malos pensamientos! ¡Que se vuelvan al Señor, nuestro Dios, y él tendrá misericordia de ellos, pues él sabe perdonar con generosidad.
Cuando yo era niño, a lo que más jugábamos era a la escondida: uno se tapaba los ojos y contaba hasta diez, mientras todos los demás nos escondíamos en algún lugar de la casa o del jardín. El objetivo era tratar de no ser descubierto primero. Aunque debo admitir que a mí me gustaba más ser el que buscaba que uno de los que se escondía, porque como era el mayor de la familia, me resultaba fácil descubrir a mis primos y hermanos más chicos. Es que ellos no se daban cuenta que el sonido viaja, por lo que, por más que encontraran el mejor lugar para esconderse, se descubrían a sí mismos con los cuchicheos y las risas nerviosas que se les escapaban. Para mí no se trataba de jugar a "esconderse", sino a "encontrar".
Lamentablemente, para muchas personas que anhelan conocer a Dios, se trata de lo mismo: en vez de "buscar y encontrar", se "esconden y siguen buscando". Muchos piensan que Dios se esconde y que es difícil de ser encontrado. Con toda la miseria que hay en el mundo, eso se traduce en que Dios es un Dios distante y ausente, un Dios que no se interesa por nosotros. Y entonces se preguntan: "¿Dónde está Dios cuando lo necesito?"
Isaías nos responde esa pregunta, diciendo: "Busquen al Señor mientras pueda ser hallado; llámenlo mientras se encuentre cerca".
Para comenzar, es importante que tengamos la información correcta. Desde el punto de vista de la Biblia Dios no está perdido, ni tampoco tiene la costumbre de esconderse para que las personas no puedan encontrarlo. Nunca voy a olvidar una conversación que tuve con un joven estudiante que estaba intrigado con nuestra iglesia y con el mensaje que proclamamos acerca de Cristo. Después de varios meses de conversar sobre el tema, finalmente un día me dijo: "No se preocupe, pastor; yo voy a seguir buscando a Dios". Inmediatamente le respondí: "Me parece muy bien, pero no te olvides que Dios te está buscando a ti". De eso trata la Biblia: de Dios buscando al perdido para salvarlo. Incluso en un texto como el que tenemos hoy, en donde Dios nos desafía a que lo busquemos, Dios nos está llamando a que nos volvamos y veamos a quien siempre ha estado a nuestra disposición.
El profeta Isaías proclama claramente y a voz en cuello para que todos lo oigan: "Busquen al Señor mientras pueda ser hallado; llámenlo mientras se encuentre cerca. ¡Que dejen los impíos su camino, y los malvados sus malos pensamientos! ¡Que se vuelvan al Señor, nuestro Dios, y él tendrá misericordia de ellos, pues él sabe perdonar con generosidad."
Una invitación casi increíble. El Dios del universo no es sólo el Dios "que busca", sino que también es el Dios que se deja encontrar. Esto, mis hermanos, es único. Para poder comprenderlo, Isaías continúa diciendo en el versículo 8: "El Señor ha dicho: 'Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni son sus caminos mis caminos'."
La Biblia nos está diciendo que el Señor del universo anhela ser conocido y tener una relación estrecha y eterna con su pueblo. Él fue quien nos enseñó a rezar el "Padrenuestro", en el cual nos dice que nos dirijamos a él como a alguien que se deja conocer. Él ha sido fiel en mantener durante generaciones las promesas que ha hecho, la mayor de las cuales se hizo realidad cuando envió a su Hijo Jesús para que todos seamos salvos. Él quiere que tú sepas que él es quien hace posible que tengas vida abundante ahora, y por la eternidad. De hecho, creo que el Señor quiere que le busquemos para que experimentemos la alegría de encontrarle y veamos las posibilidades de la nueva vida que viene de conocerle y confiar sólo en él.
Permítame ilustrar lo que quiero decir. El Dr. Norman Nagel, uno de mis mentores, era un hombre brillante. No sólo hablaba varios idiomas, sino que también era muy respetado por los estudiantes, profesores, y miembros de la iglesia. Un verano, cuando recién había comenzado mi ministerio, me llamó para decirme que iba a venir a visitarnos a mí y mi familia en nuestro modesto apartamento en la ciudad de Dallas, Texas. Mientras yo terminaba mi trabajo en la iglesia, mi esposa fue a buscarlo al aeropuerto y lo llevó a nuestro departamento. Cuando llegué no lo vi por ningún lado, así que le pregunté a mi esposa dónde estaba. Me dijo que estaba jugando a las escondidas con nuestra hija de un año de edad. Finalmente lo encontré escondido detrás de la puerta del dormitorio de nuestra niña. Cuando me vio, me pidió que no dijera nada, así ella podía experimentar la satisfacción de descubrirlo.
Ahora, la mayoría de los invitados de ese nivel, a esa altura habrían dejado de jugar. Pero no el Dr. Nagel. Él no quería quitarle a nuestra niña el gusto de encontrarlo. De más está decir que nuestra niña se reía con risa nerviosa cada vez que lo encontraba en su escondite... aunque los lugares donde se escondía no tenían mucho de "escondidos", ya que él se aseguraba de ponerse en lugares donde ella fácilmente pudiera encontrarlo. Ese día, en mi propia casa, a través del ejemplo de vida de uno de sus preciosos discípulos, aprendí un poco más sobre Dios.
Dios no se esconde ni se niega a que lo encontremos... pero eso no quiere decir que siempre venga en la forma en que nosotros queremos. De hecho, él viene en misericordia, pero de acuerdo a sus propios términos. Él nos llama al arrepentimiento y a la fe. Él viene con el poder de la vida y la salvación, pero con la actitud de siervo. Viene en humildad, para que no sólo podamos encontrarlo, sino también recibirlo como Señor y Salvador de nuestra vida. El profeta Isaías le recuerda al pueblo de Israel que ellos fueron elegidos para ser "testigos", para "llamar a las naciones", para que todo el mundo conozca y crea en la salvación que sólo se encuentra en el Dios trino.
Entonces, si Dios no esconde su gracia, y si su gracia y misericordia son para todas las personas, ¿por qué tantos se comportan como si no existieran o no pudieran ser encontradas? Isaías no responde directamente esta pregunta, pero creo poder arriesgarme a decir que muchos hoy se pierden la alegría de conocer la gracia de Dios en Jesucristo porque están demasiado ocupados con otras cosas.
Se dice que la sociedad moderna anda a las corridas, haciendo mil y una cosas a la vez, siempre yendo a algún lugar, pero sin saber bien a dónde. Tal locura revela la tontería del pecado y el daño continuo perpetrado por las decisiones equivocadas que hacemos basados en nuestros propios deseos e ideas, en vez de en las de Dios. Muchos siguen valorando lo que no tiene valor, y literalmente desechan lo que es invalorable... aún cuando lo tienen al alcance de su mano.
Melanie iba camino a su trabajo como enfermera, cuando algo le llamó la atención en un basurero: se trataba de un violonchelo que tenía unas cuantas rajaduras. Tras pensarlo un minuto, decidió llevárselo a su novio que, siendo carpintero, vio el potencial encerrado en tal instrumento. Luego de conversarlo, ambos estuvieron de acuerdo en que podría convertirse en un bello mueble donde guardar CDs. Indudablemente el violonchelo era viejo y había sido abandonado, aunque las autoridades no estaban seguras de cómo había ido a parar a ese basurero. Grande fue la sorpresa cuando se enteraron que no era un violonchelo común y corriente, sino uno de los únicos 60 hechos por Antonio Stradivari en el año 1684. Esa obra de arte de más de 320 años de edad, evaluada en tres millones y medio de dólares, había sido robada de un miembro de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles unas semanas antes de haber sido rescatada por Melanie y puesta en su apartamento hasta que le llegara el momento de convertirse en un porta CDs.
En el mundo de la música clásica, la palabra "Stradivarius" no necesita descripción. Los Stradivarius son los instrumentos musicales más buscados del mundo; son obras de arte indiscutibles, codiciadas por coleccionistas y músicos por igual. Estar en la presencia de un Stradivarius es estar en la presencia de algo magnífico... se lo reconozca o no.
El ladrón que había robado ese violonchelo lo tiró a la basura. Melanie no vio la magnificencia de lo que sus manos sostenían. De la misma manera, la gente escucha acerca de la increíble gracia de Dios en Jesucristo, de la deuda eterna que él pagó por nosotros, de la culpa que él cargó para liberarnos, y de la realidad de una nueva vida que él nos hizo posible... y lo tiran todo a la basura, como si nada de eso tuviera valor. ¡Es hora de despertar!
Con su infinita misericordia, Dios te está invitando a que lo busques y lo encuentres para poder ser el centro de tu vida y salvación hoy, y para siempre. Él quiere bendecirte. Quiere sustituir el pecado y el sufrimiento con vida abundante y salvación. Isaías dice que "la lluvia y la nieve caen de los cielos, y no vuelven allá, sino que riegan la tierra y la hacen germinar y producir, con lo que dan semilla para el que siembra y pan para el que come... " (55:10). Y Jesús habla acerca de la ética de la vida en el Reino de Dios, cuando dice en Mateo 5: "Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen, para que sean ustedes hijos de su Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos".
Dios quiere bendecir y proveer para aquéllos a quienes él ha creado y redimido. Y si bien él provee para el cuidado general de toda su creación, la gracia final de Dios en la Escritura está destinada especial y poderosamente, con todo su perdón y paz, a aquéllos que depositan su confianza en él. Tal perdón es posible porque Dios ha confrontado el pecado, quitado la culpa, y restaurado la vida. Es por ello que este llamado es urgente y vital para ti y para mí. Hoy es el tiempo. Ahora es el momento... estamos siendo invitados a participar de una fiesta que ha sido planeada con todo lujo de detalles, una fiesta que no debemos perdernos.
Todo está preparado. Imagina por un momento lo que Dios quiere que "encuentres", cuando lo encuentras a él. Isaías ya ha hablado de un "siervo sufriente" que habría de cargar sobre sí el peso del pecado de la humanidad sufriendo nuestros sufrimientos, y trayéndonos así sanidad. Al comienzo del capítulo 55, Isaías hace la invitación del Señor a que participemos del banquete que él ha preparado, donde el sediento encontrará alivio para su sed, el hambriento saciará su hambre, y donde habrá de sobra para todos los que no tienen cómo retribuir tal abundancia. Ese mismo Dios es quien quiere que tú disfrutes de su sanidad, de su alegría, de su gracia. La mesa está preparada, la fiesta está por comenzar, la invitación ha sido extendida. Entonces, por el poder del Espíritu Santo de Dios, y con la alegría del Señor de los Señores, busca y encontrarás... porque su perdón y misericordia están disponibles para quienes le buscan.
Siempre hay personas que piensan que la fiesta es para otros y no para ellos. Muchas veces hasta los propios creyentes piensan así. Creen que Dios solamente está interesado en ciertas personas, que él bendice únicamente a quienes se sienten inadecuados e indignos. Sin embargo, la invitación de Dios a que le busquemos es una invitación llena de perdón y misericordia para quienes saben que todo lo que Dios les da es fruto de su gracia.
Isaías llama al pueblo al arrepentimiento. Pero hasta ese arrepentimiento implica ver lo que el Señor ya ha obrado por nosotros. El "buscar al Señor" implica apartarse del mal. El arrepentimiento, entonces, no es una acción morbosa destinada a quitarnos la alegría de la vida. El arrepentimiento significa apartarnos del pecado y de la culpa que destruye nuestra vida, y recibir la gracia y el perdón que puede darnos vida nueva.
En 1 Corintios 2:9-10, Pablo dice: "Como está escrito: 'Las cosas que ningún ojo vio, ni ningún oído escuchó, ni han penetrado en el corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman.' Pero Dios nos las reveló a nosotros por medio del Espíritu... ". ¡Ni siquiera podemos imaginar lo que puede llegar a ser nuestra vida en Jesucristo!
Entonces, por el poder del Espíritu Santo de Dios, y con la alegría del Señor de los Señores... busca y encuéntralo hoy porque el perdón y la misericordia que Dios tiene para darte superan toda imaginación, y van a crecer en ti por el resto de tu vida.
Finalmente, por el poder del Espíritu Santo de Dios, y con la alegría del Señor de los Señores... búscalo y encuéntralo hoy porque él quiere darte una vida que solamente puedes encontrar en él.
A veces las promesas de una vida abundante "en este mundo", suenan demasiado buenas para ser verdad. Pero eso es exactamente lo que Dios quiere -y tiene preparado- para quienes depositan su confianza en él: una vida abundante y llena de su gracia. Recibir la misericordia y el perdón de Dios es como beber el agua fresca de la salvación en medio de la aridez y desolación de este mundo pecador.
Se cuenta la historia de la tripulación de un barco que había naufragado cerca de la costa de Brasil. Durante varios días esos hombres estuvieron a la deriva en un pequeño bote inflable, y con cada día que pasaba la sed que sufrían se hacía cada vez más insoportable. Sin embargo, y a pesar de la urgencia que los acosaba, esos marineros sabían bien que no debían tomar del agua del mar, porque la sal iba a empeorar más aún la sed que ya los consumía. Un día, al ver acercarse un navío, lo primero que hicieron fue gritar al unísono: "¡Agua, agua!" Para su gran sorpresa, desde el navío les respondieron: "¡Tomen del agua del mar!" Al principio pensaron que les estaban haciendo una broma, pero no: ¡el agua que les rodeaba era agua fresca! Tanto habían estado a la deriva, que habían llegado al lugar donde el río Amazonas desembocaba en el océano, vertiendo en él sus aguas dulces. ¿Será que ellos encontraron el agua fresca, o el agua fresca los encontró a ellos? En realidad no importa. Lo que sí importa es que bebieron hasta saciarse y sentirse refrescados y llenos de vida.
El agua de vida de la gracia de Dios está disponible para ti y para mí. Hoy es el día. Ahora es el momento de buscar la salvación que ha sido preparada por Dios para nosotros.
Isaías dice: "Busquen al Señor mientras pueda ser hallado; llámenlo mientras se encuentre cerca" (55:1). Jesús se hace eco de estas palabras cuando dice: "... busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas" (Mateo 6:33). Ahí está: Dios hecho carne invitándonos a nosotros, haciendo los últimos arreglos para derramar sobre el mundo la misericordia, la gracia y el perdón de Dios, viniendo a nosotros a través de palabras que todos podemos entender, de agua en la que todos nos podemos lavar, y de pan y vino que todos podemos recibir para nuestra salvación.
Un Señor que se deja encontrar... un Dios misericordioso... una invitación abierta para todo el que esté dispuesto a recibirla. Quien busca encuentra. Si de alguna forma podemos ayudarle, comuníquese con nosotros en Cristo Para Todas Las Naciones. Amén