"Pongámonos en marcha"
Por esos mismos días, María fue de prisa a una ciudad de Judá que estaba en las montañas. Al entrar en la casa de Zacarías, saludó a Elisabet (Lucas 1:39-40).
¿Qué te mueve a ponerte en camino? ¿Qué te impulsa a salir de tu zona de confort y a ir al encuentro de los demás? ¿Qué te hace compartir tu fe y tu alegría con quienes te rodean?
María tenía una razón muy poderosa para hacerlo: acababa de recibir la noticia más increíble de su vida. El ángel Gabriel le había anunciado que iba a ser la madre del Hijo de Dios, el Salvador del mundo. Y no solo eso, sino que también le había revelado que su prima Elisabet, que era estéril y anciana, estaba esperando un hijo.
María no se quedó en su casa, pensando solo en sí misma y en su situación. Tampoco se dejó llevar por el miedo o la duda. Al contrario, se puso en camino y fue de prisa a visitar a Elizabet, para compartir con ella la buena nueva y para servirla en su necesidad.
Esta historia nos enseña que la fe no es algo que se guarda para uno mismo, sino que se expresa en la acción. Nos muestra que la mejor manera de responder al amor de Dios es amando a los demás, especialmente a los más necesitados, siendo portadores de esperanza y de vida, como lo fue María.
Sigamos el ejemplo de María y pongámonos en camino hacia alguien que necesite escuchar las buenas noticias del Niño de Belén. No importa si es un familiar, un amigo, un vecino, un compañero de trabajo o un desconocido. Lo que importa es que llevemos el mensaje de que Jesucristo, el Niño de Belén, ya ha venido a la tierra a darnos perdón y vida eterna.
Querido Señor, ayúdame a compartir con alegría la llegada de tu Hijo Jesús. Amén.
Para reflexionar:
* ¿A quién podrías visitar o ayudar hoy y compartir la alegría de la Navidad?
* ¿Qué podrías hacer o decir para mostrarle el amor de Dios?
Abigaíl Ramírez
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