"La gracia de Dios nunca llega tarde"
Cuando terminaron los días de su ministerio, Zacarías se fue a su casa. Días después, su esposa Elisabet quedó encinta y se recluyó en su casa durante cinco meses, pues decía: «El Señor ha actuado así conmigo para que ya no tenga nada de qué avergonzarme ante nadie» (Lucas 1:23-25).
"Y ahora, ¿qué hago? O, mejor dicho, ¿cómo hago?" Zacarías volvía a casa y tenía que explicarle los planes de Dios a su mujer. ¿Cómo le contaba de la aparición de un ángel? ¿Cómo le decía que se había quedado mudo porque había dudado del anuncio del nacimiento de un descendiente para ellos? Quiero pensar que Zacarías escribió todos sus pensamientos en alguna tablilla, pero tampoco sé si Elisabet sabía leer. Como sea que haya sucedido la situación, ahora el pasaje bíblico nos llama a concentrarnos en la esposa de Zacarías.
Ocurrieron cambios profundos en el cuerpo de la anciana Elisabet. Tal vez su ciclo menstrual volvió a funcionar. Tal vez Elisabet se acordó de que Saraí, la esposa de Abrán, era también anciana cuando tuvo a su hijo. Tal vez pasaron muchas cosas de la que no estamos informados, pero de lo que podemos estar plenamente seguros es que ni la ancianidad de Zacarías y Elisabet, ni las dudas ni la mudez de Zacarías, impidieron que Dios obrara el milagro de traer a Juan el Bautista al mundo.
Mientras el cuerpo de Elisabet cambiaba con el embarazo, su espíritu crecía y se gozaba en el Señor. La vergüenza de no poder darle descendencia a su marido quedaba atrás. La vergüenza de ser algo así como una mujer a medias, incapaz de cumplir su misión de procrear, ya no tenía peso sobre su vida. Saber que Dios estaba en acción en su vida, ¡a esta altura de su vida! la confirmó en la gracia de Dios. Dios nunca llega tarde.
Gracias, Padre, porque aun cuando no entendemos tus milagros, sabemos que ellos ocurren para cambiar nuestras vidas. Amén.
Para reflexionar:
* Si Dios quitó la vergüenza a una anciana, ¿qué no hará contigo?
* "Entre los que nacen de mujer, no ha surgido nadie mayor que Juan el Bautista", dijo Jesús. (Mateo 11:11) ¿Qué grandes cosas esperas de Dios?
Rev. Héctor Hoppe
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