"Suspiro de alivio"
Pero una cosa les digo, hermanos: ni la carne ni la sangre pueden heredar el reino de Dios, y tampoco la corrupción puede heredar la incorrupción. Presten atención, que les voy a contar un misterio: No todos moriremos, pero todos seremos transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Pues la trompeta sonará, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que lo corruptible se vista de incorrupción, y lo mortal se vista de inmortalidad (1 Corintios 15:50-53).
¿Escuchaste eso? Llegará un día en que no existirá la naturaleza pecaminosa. Ya no vamos a pecar nunca más. Nadie pecará contra nosotros. ¡¿Sabes lo que significa eso?! El caos mundial que vivimos hoy se acabará. Suelta un gran suspiro de alivio conmigo. Podemos aguantar. Podemos resistir un poco más.
Cuando oramos "hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo" en la tercera petición del Padrenuestro, reconocemos que la voluntad de Dios se cumple sin necesidad de nuestra oración. Pero, pedimos con esta oración que esa voluntad se manifieste también en nuestra vida.
Y la voluntad de Dios se lleva a cabo cuando Él frustra y detiene los planes y deseos malvados que intentan impedir que honremos su nombre y que su reino llegue a nosotros. Esto incluye las influencias del diablo, del mundo y de nuestra propia naturaleza pecaminosa.
Y, ¿cuándo estará completa la derrota de Satanás? Cristo ya venció a Satanás por medio de su vida, muerte, y resurrección. Pero, Dios ha prometido que Satanás será desterrado para siempre y, con eso, la muerte morirá y nuestra naturaleza pecaminosa será eliminada. Suspira de alivio conmigo.
Y esta promesa es posible solo por la obra redentora de Cristo. Él ha vencido la corrupción y la muerte, asegurando que, al final, seremos cambiados para vivir eternamente con Dios.
Así que, mientras enfrentamos los desafíos de la vida y luchamos por vivir según la voluntad de Dios, hagámoslo con la confianza de que Cristo ha asegurado nuestra transformación final y nuestra vida eterna. Suspira de alivio conmigo.
Padre nuestro, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Amén.
Para reflexionar:
* ¿De qué manera puedes vivir hoy confiando en que Cristo venció a Satanás y aseguró tu victoria final?
* ¿Cómo puedes reflejar en tu vida diaria la esperanza y la paz que viene de la certeza de que Cristo te redimió y transformará tu cuerpo mortal en uno inmortal?
Diaconisa Noemí Guerra
© Copyright 2024 Cristo Para Todas Las Naciones