"Consuelo en tiempos de duelo"
Entonces él me dijo: «Éstos han salido de la gran tribulación. Son los que han lavado y emblanquecido sus ropas en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios, y le rinden culto en su templo de día y de noche; y el que está sentado en el trono los protege con su presencia. No volverán a tener hambre ni sed, ni les hará daño el sol ni el calor los molestará, porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los llevará a fuentes de agua de vida, y Dios mismo secará de sus ojos toda lágrima» (Apocalipsis 7:14b-17).
Mi sobrino Alexander tenía un año y medio cuando murió. Fue hace más de 20 años y aún siento que un cuchillo atraviesa mi corazón cuando recuerdo su carita, su sonrisa, y hasta su forma peculiar de llorar. Sus ojitos chinitos heredaron los rasgos de los antepasados de mi mamá y la forma en que abrazaba con tanto cariño genuino reflejaba, a su corta edad, el corazón noble de mi hermana. El día de su cumpleaños es difícil cada año. Canto la canción que escribí en su honor mientras mis lágrimas no dejan de correr.
Hoy es el Día de todos los santos y recordamos que son bendecidos en la presencia eterna de Cristo. Hoy confesamos la resurrección de la carne, y la vida eterna. Es un día de consuelo en nuestros tiempos de duelo. Y a la vez es un día de celebración de victoria. Hoy gritamos: "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ... ¡gracias sean dadas a Dios, de que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!" (1 Corintios 15:55, 57).
Jesús murió y venció la muerte por ti también. En tu Bautismo te da su vida. Así que hoy nos burlamos de la muerte y las lágrimas que derramamos, las que extrañan a nuestros seres queridos, a la vez escupen en la cara a la muerte. ¡Cristo ha resucitado! ¡Ha resucitado en verdad! ¡Aleluya!
Nuestros seres queridos nos serán devueltos: sanos y completos. Eso incluye a Alexander, a tus seres queridos, a ti y a mí.
Padre nuestro, gracias por el consuelo que nos das en la victoria de Cristo sobre la muerte. Amén.
Para reflexionar:
* ¿De qué forma te reconforta saber que Cristo venció la muerte por ti y tus seres queridos?
* ¿Cómo puedes compartir el consuelo y la promesa de la vida eterna en Cristo con los que están en duelo?
Diaconisa Noemí Guerra
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