"De prisa"
Entonces les habló por parábolas de muchas cosas. Les dijo: «El sembrador salió a sembrar. Al sembrar, una parte de las semillas cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra, y pronto brotó, porque la tierra no era profunda; pero en cuanto salió el sol, se quemó y se secó, porque no tenía raíz. Otra parte cayó entre espinos, pero los espinos crecieron y la ahogaron. Pero una parte cayó en buena tierra, y rindió una cosecha de cien, sesenta, y hasta treinta semillas por una. ... Cuando alguien oye la palabra del reino, y no la entiende, viene el maligno y le arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Ésta es la semilla sembrada junto al camino. El que oye la palabra es la semilla sembrada entre las piedras, que en ese momento la recibe con gozo, pero su gozo dura poco por tener poca raíz; al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, se malogra. La semilla sembrada entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de este mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, por lo que ésta no llega a dar fruto. Pero la semilla sembrada en buena tierra es el que oye la palabra y la entiende, y da fruto, y produce cien, sesenta, y treinta semillas por cada semilla sembrada» (Mateo 13:3-8, 19-23).
¿Te has dado cuenta de lo rápido que trabaja el sembrador? No cava hoyos, no siembra las semillas de a una, y ¡ni siquiera mira dónde las tira! Tiene tanta prisa, que tira la preciosa semilla por todas partes, incluso en el camino, entre la maleza y sobre las rocas. Si en esos días hubieran tenido estacionamientos de asfalto, seguro que allí también arrojaría semillas.
¿Por qué lo hará así? ¡Qué desperdicio de la preciosa semilla! Pero al sembrador, que es Dios, no le importa. Él no tiene tiempo que perder, porque quiere que todo el campo, el mundo entero, reciba la semilla del Evangelio. Y así la tira por todas partes: en las prisiones, en las escuelas y en los hogares, entre los ricos y los pobres, entre los educados y los que no, a todo ser humano sin distinción, y comparte la historia de Jesús por todo el mundo en libros, películas y conversaciones, sembrando la semilla de la fe con una mano generosa.
Esto es lo que Dios quiere que todo ser humano sepa: que Jesús ha dado su propia vida en la cruz para rescatarnos a todos del poder del mal, y que ha resucitado de entre los muertos. Cualquier persona que confíe en Él recibirá su amor desbordante y su misericordia y se convertirá en parte de la cosecha como hijo de Dios perdonado, libre y gozoso que refleja el amor y la gracia de Dios.
¡Y esto te incluye a ti! No importa si eres tierra fértil o pobre, con espinas o rocas, o incluso un estacionamiento de asfalto. Dios tiene poder para rehacerte. Como leemos en Hechos 2:39: "Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, para todos los que están lejos, y para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios llame".
Querido Señor, hazme parte de tu cosecha, y luego úsame para difundir tu buena palabra. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Qué dice la prisa de Dios sobre el valor que le da a la vida humana?
* ¿Qué dice acerca de cómo te valora?
Dra. Kari Vo
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