
"No me avergüenzo de Jesús"

"Si algo demanda diligencia, no seamos perezosos; sirvamos al Señor con espíritu ferviente. Gocémonos en la esperanza, soportemos el sufrimiento, seamos constantes en la oración." Romanos 12:11-12
57/20 es un número que vale la pena recordar. El 57 representa al 57% de los norteamericanos que creen que la intervención divina puede salvar a alguien que se está muriendo.
El 20 representa el porcentaje de médicos que dijeron que creen que Dios puede hacer milagros en las vidas de pacientes que, científicamente hablando, ya no tienen esperanza.
Esos fueron los resultados de un estudio publicado el mes pasado en Archives of Surgery. Al terminar el artículo el problema se resume diciendo que hay una diferencia de fe entre los médicos y sus pacientes. (Al final de esta devoción encontrará cinco ideas que podrán ayudarle a tratar de minimizar esa diferencia de fe.)
Pedirle a Dios que intervenga en la enfermedad de un ser querido es pedirle que haga un milagro, y los milagros, por definición, son imposibles de predecir.
Es imposible para nosotros, simples seres humanos, decir cuándo o cómo el Señor va a elegir intervenir y dar vista a un ciego o movilidad a un paralítico, o va a curar a los que están infectados, o sanar a quienes están enfermos.
No, no podemos predecir lo que Dios va a hacer, pero sí sabemos que él tiene poder para hacer lo que quiera y que, como hijos suyos que vivimos envueltos en su inmenso amor, sabemos que él siempre va a hacer lo que sea mejor para nosotros.
Dios va a hacer lo mejor, aún cuando nosotros no lo entendamos. Es por ello que, siguiendo el ejemplo de Cristo, oramos que se haga la voluntad del Padre así en la tierra como en los cielos. Y esto incluye la vida de nuestros seres queridos.
ORACIÓN: Querido Padre celestial, hay muchas personas que están sufriendo, que están enfermas, que no saben lo que les depara el futuro. Sé que tú vas a hacer lo que sea mejor para ellos cuando sea el momento perfecto. Dame la fe que necesito para confiar en que tu voluntad es siempre lo mejor. En el nombre de Jesús. Amén.
El Dr. Harold Koenig, co-director del Centro de Espiritualidad, Teología y Salud de la Universidad Duke, junto con otros dos colegas, da algunas sugerencias para ayudar a las personas que tienen fe a relacionarse con los profesionales médicos.
- No tenga temor en pedir un médico que sea creyente.
- Dado que la religión es un tema tabú en muchas instituciones, no se sorprenda si le resulta difícil seguir la sugerencia No.1. Aún así, manténgase firme en sus necesidades espirituales.
- No tenga miedo de pedirle a su médico que ore con usted. El 53% de los médicos dijo que para ellos estaba bien orar con sus pacientes cuando estos se lo pedían.
- Sea específico acerca de sus necesidades espirituales.
- Si cree en milagros, dígalo sin temor, así luego podrán conversar sobre la fe.
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