
"Jesús cayó en lugar de nosotros"

"Así que, amados hermanos míos, manténganse firmes y constantes, y siempre creciendo en la obra del Señor, seguros de que el trabajo de ustedes en el Señor no carece de sentido." 1 Corintios 15:58
La primera vez que me desmayé tenía 15 años. De golpe comencé a sentir calor y sentí que me faltaba el aire. Luego perdí la habilidad de concentrarme y mi visión se estrechó, como si estuviera mirando a lo largo de un túnel y viera una pequeña luz rodeada de paredes oscuras. Cuando me desmayé fue como que el túnel se me vino encima y me tragó hasta lo profundo. La luz del otro lado se hizo aún más pequeña, hasta que todo quedó en completa oscuridad. Fue en ese momento que me caí.
Recobré el conocimiento cuando me golpeé la cara contra la esquina de la mesa y luego contra el piso. Si bien las caídas y los golpes son dolorosos y lastiman, la caída que más daño y dolor causa es la caía en pecado, algo que cada uno de nosotros conocemos demasiado bien. Sentimos la caída cuando la culpa moviliza nuestra conciencia. Sentimos la caída cuando somos confrontados con la muerte. Sentimos la caída cuando sentimos que el diablo hace algunas obras malignas a nuestro alrededor o dentro de nosotros. Siempre duele.
Sin embargo, en este pasaje de 1 Corintios, Pablo nos dice palabras de ánimo y sus palabras: "manténganse firmes y constantes" nos señalan al Salvador, en cuya muerte y resurrección somos perdonados y levantados de nuestro caído estado pecaminoso. Es por gracia que es posible estar de pie y así permanecemos firmes en su amor porque, literalmente, él cayó en nuestro lugar.
Señor de gracia, en esta época de Cuaresma recordamos tu muerte y la profundidad de tu amor por nosotros. Ayúdanos a permanecer firmes en tu gracia y en tu amor. Amén.
Pastor Joel Brandt
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